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miércoles, noviembre 07, 2007

Y mi palabra es la ley

De acuerdo con el reciente Resumen Semanal de desco (RS 1460), el artículo del Presidente Alan García estaría en pleno proceso de convertirse en Ley:
[E]l periodista César Hildebrandt, dio a conocer [a través de su espacio en Radio San Borja que] el proyecto de ley que interpreta el artículo "El síndrome del perro del hortelano", del presidente Alan García (RS Nº 1459). Se trata del proyecto que establece el régimen temporal extraordinario de formalización y titulación de predios rurales y comunidades campesinas, que fue enviado por el Ejecutivo al Congreso para que sea debatido con carácter de urgencia.

Según el proyecto, se declara de "interés público nacional" la formalización y titulación de predios rurales. La Comisión de Formalización de la Propiedad Informal debería asumir un super poder para realizar su trabajo de saneamiento físico legal de los predios rurales, las tierras de selva y ceja de selva, los procesos de denuncios, adjudicación, evaluación de contratos y otros procedimientos de tierras eriazas, pues las acciones de formalización las podrá iniciar de oficio sobre las áreas que determine. Expertos advierten que la norma podría traer reclamos de corte social, político y jurídico.
Cabe destacar que la idea detrás de esta iniciativa, y en general de buena parte de las ideas escritas por Alan en su artículo, no son suyas. Pertenecen a Hernando de Soto. El economista de la formalización para desatar las fuerzas del capitalismo de los pobres.

Basta citar la crítica de José Oscátegui al artículo presidencial en la columna de Actualidad Económica:
El [Hernando de Soto] nos contó que si los pobres tuvieran derechos de propiedad sobre sus terrenos y casas, podrían venderlas o hipotecarlas y así pondrían “en valor” su propiedad, pero que la ausencia de títulos de propiedad les impedía hacer esto. Lo erróneo de esta idea es que los pobres no acceden al sistema financiero precisamente porque son pobres, porque no tienen cómo pagar un préstamo o una hipoteca, sus ingresos no son suficientes. Al respecto, hasta donde sabemos, el negocio de los bancos no está en la confiscación de casas y propiedades de aquellos que no pudieron cancelar sus préstamos, sino el recuperar el préstamo con los intereses respectivos. Las comunidades campesinas tienen, como dice García, muchas tierras sin cultivar, sin embargo, estas no tienen ningún valor para las instituciones financieras, ni para los inversionistas mientras no exista, por ejemplo, una carretera cercana o si no tiene acceso al agua, etc. La “puesta en valor”, señor García, no depende de quien tiene la propiedad, sino de si existe la posibilidad de explotarla productivamente. Por esto, cuando hay una carretera, un reservorio cercano y canales de regadío los bancos e instituciones financieras harán cola para conceder préstamos.
Hay que reconocer el éxito de Hernando de Soto para incidir en la formación e implementación de políticas públicas en nuestro país. Ya tuvo bastante responsabilidad en el proceso de ajuste estructural de principios de los noventa, cuando le dio la mano a Alberto Fujimori para que pueda visitar Washington y lograr el apoyo necesario para las reformas del Perú.

Ahora, cuando aún no tenemos un escenario consolidado para el TLC hacia adentro, vemos nuevamente la mano invisible de De Soto detrás del gobierno para intentar una apuesta a favor de los pobres. No obstante, esto no será así. En efecto, tómese un tiempo para ver la cantidad de créditos que ha provisto la banca privada formal a aquellos predios titulados de los pobres a través del COFOPRI: 0 (CERO).

Lo que sí sucederá es que la titulación proveerá de las herramientas necesarias para que los grandes capitales aprovechen el territorio donde existan recursos primarios que explotar, incrementando la desigualdad de activos entre los que más tienen y los que menos tienen.

Esto tendrá un impacto negativo en el largo plazo ya que la pobreza que afecta al 50% de los peruanos será aún más difícil de revertir. De esta manera, será menor la probabilidad de que alcancemos los objetivos del milenio, a menos que, Renan Quispe nos pinte una figura apropiada de los avances del gobierno en esta materia.

En fin, tenemos tiempo para ver a Don Alan García fungiendo de libre pensador con ideas sin evidencia empírica a favor mal prestadas.

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