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miércoles, mayo 27, 2009

Midiendo el iceberg de la desigualdad

Asistí hoy a la presentación de las cifras oficiales de la pobreza por parte del INEI. Este tuvo lugar en una de las salas de la Biblioteca Nacional y contó con la presencia de varios académicos y ejecutores de políticas públicas de nuestro país, en especial de los programas sociales.

Como era de esperarse, la pobreza se ha reducido en casi tres puntos porcentuales adicionales comparado con el nivel observado el año 2007, pasando de 39.3% a 36.2% del total de la población del país. Con esto se habría probado que el crecimiento económico observado los últimos años, efectivamente, redujo la pobreza. Y también se habría reducido la pobreza extrema, pues sus cifras han pasado de 13.7% en el 2007 a 12.6% en el 2008.

Antes que criticar la calidad de la información producida, creo que me voy a centrar en una novedad que trae el informe del INEI: la presentación de las cifras de la desigualdad. En realidad, el año pasado ya se había presentado algunas cifras de la distribución de gastos medios por deciles de consumo. No obstante, nunca se habían publicado oficialmente las cifras de la desigualdad. En esta ocasión, el INEI ha utilizado el indicador más popular utilizado en el mundo académico conocido como el índice de Gini, el cual representa un mayor nivel de desigualdad mientras más cercano sea de la unidad, y un menor desigualdad cuando se aproxima a cero.

De acuerdo con este reporte, la desigualdad en el consumo habría caído pasando de 0.408 en el 2004, a 0.383 el 2008. Haciendo eco a este comportamiento, la desigualdad de los ingresos cayó de 0.492 a 0.479 en el mismo periodo de análisis. Por qué ha pasado este fenómeno? Hice la consulta pertinente a algunos de los investigadores que formaron parte del Comité Asesor, entre ellos Renos Vakis (del Banco Mundial), Francois Roubaud y Javier Herrera (ambos del IRD).

De acuerdo con las respuestas obtenidas pude darme cuenta una cuestión que es evidente. Que cada uno tiene una perspectiva particular de lo que pudo haber pasado, afortunadamente no contradictorios sino más bien complementarios. Integrando estos puntos de vista, la explicación parece ser como sigue: la desigualdad se ha reducido porque ha habido un aumento muy rápido de los ingresos y del consumo de los más pobres en contraste con la fuerte caída de los ingresos de los estratos más ricos de la población, como consecuencia probablemente de la crisis financiera internacional. Esto se aprecia mirando los cuadros 4.1 y 4.4 donde efectivamente los deciles más pobres (1, 2, 3 y 4) aumentan sus ingresos o consumo hasta en 13% mientras que el decil más rico (10) cae tanto para el nivel nacional, para Lima Metropolitana y el resto urbano. Este comportamiento no se observa en el medio rural donde todos los deciles tienen ingresos o consumos siempre crecientes.

A pesar de lo explicado, los especialistas consultados aceptaron el hecho del "problema internacional de las ENAHO" (las encuestas que se utilizan para medir los ingresos y el consumo de la población): que son un instrumento muy malo para medir la desigualdad porque los encuestadores tienen muchos problemas para llegar a entrevistar a los millonarios en sus viviendas. En el mejor de los casos, se puede llegar a entrevistar a aquellos personajes que se encuentran en el 70 percentil de la distribución de la riqueza nacional. A esto habría que añadir que las ENAHO tienen muy buenos módulos para medir los patrones de consumo alimentario, demografía y empleo, pero son por naturaleza muy deficientes para medir los servicios financieros y en general el movimiento de capital que son de acceso casi exclusivo por las capas más ricas de la sociedad peruana.

Y de allí saqué una conclusión importante: oficialmente, e internacionalmente, la desigualdad del consumo o de los ingresos que se mide, sólo es una parte de la desigualdad del consumo o los ingresos realmente existente. Sólo se mira una parte importante del iceberg. Hasta que la economía en su conjunto se topa de bruces con las dimensiones reales del problema y por lo tanto, la violencia social se manifiesta intentando cambiar tal situación de inequidad no tolerable.

En todo caso, sería importante diseñar y ensayar la aplicación de una encuesta que mire con mayor nitidez hacia la parte superior de la cola de la distribución: los ricos. Esto podría hacerse en nombre de las políticas de desarrollo del país. Como decía un reconocido investigador brasilero (Cattani, pdf) a los pobres se los investiga, se los mide, se los pesa, se les pregunta a donde va, en qué trabajan, a qué dedican su tiempo de ocio, qué estudian, cuales son sus expectativas de vida, en fin, miles de variables más. Con esta información recogida de miles de hogares pobres se diseñan políticas públicas, se financian programas masivos, se evalúan gobiernos, etc, etc, etc.

No obstante, a los ricos, quién los analiza? quién estudia cómo se hace un rico? cómo se generan las grandes fortunas familiares? cuáles son sus patrones de consumo? dónde estudian? qué relaciones establecen? qué estrategias siguen? asisten a los presupuestos participativos municipales? por qué si o por qué no? A todas luces, esta información forma parte de algunos artículos o entrevistas en los medios que se presentan como eventos casuales. Pura anécdota que dejan amplio espacio para la imaginación popular. Los ricos aparecen como seres míticos y extraordinarios, "talentosos, emprendedores, dinámicos, élites que constituyen objeto de veneración" que se encuentran por encima incluso del Estado de derecho.

Fuera de ello, nunca se ha ensayado una investigación sistemática y periódica que brinde información útil sobre este estrato de la sociedad a partir de los organismos técnicos responsables de tal hecho como es el INEI. Tampoco se ha utilizado esta información para diseñar políticas públicas que son pertinentes para el desarrollo de un país. Por ejemplo en cuestiones muy sensibles para la sociedad global como es la corrupción, o las estrategias de evasión fiscal, o aquellas que buscan asegurar quien quiera que salga elegido presidente que se "porte bien" ante quienes son los dueños del capital. Concuerdo totalmente con Cattani que estamos frente a un gran desafío de las ciencias sociales, en especial de la economía, en que concebimos que la pobreza es el problema y que la riqueza no lo es.

Creo que así como la declaración de la Comisión Técnica hace su llamado sobre varios aspectos que ponen en un delgado equilibrio los resultados obtenidos, también debe hacer explícita la observación de que la desigualdad que se ha medido aborda solo una parte del problema y que se está trabajando en mejorar las herramientas para su medición más acertada. Por lo pronto, sólo vemos oscuramente, como por un espejo... a través de uno que nos da poca evidencia de un problema que por otro lado se manifiesta de forma bastante rebelde. Algo que Adolfo Figueroa alguna vez llamó como la situación de "crisis distributiva" en su teoría del equilibrio distributivo (PUCP, 1993).

Sólo una pregunta para finalizar. Por qué si la desigualdad ha bajado tanto, la población se encuentra insatisfecha con el crecimiento económico observado? Cuando a todos se les reparte una proporción justa de la torta, las posiciones antisistémicas deberían ser menos fuertes. Sin embargo, el aumento de los conflictos a nivel nacional demuestran que el problema es más serio de lo que se piensa.


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Ver la nota de prensa oficial sobre las cifras de la pobreza 2008 (pdf).

martes, mayo 26, 2009

Temporary debt moratorium: constraints of a proposal

At the end of last month, the Secretary-General of UNCTAD, Supachai Panitchpakdi, a strong advocator of global free trade, proposed to implement a temporary moratorium on the servicing of the public debt of developing countries, so as to help them successfully face the international economic and financial crisis. This proposal has attracted the attention of several civil society organisations since it would seem quite reasonable to support such an initiative, nevertheless, there are some points of Mr. Supachai’s proposal that need to be more broadly revised and discussed so as to improve it or replace it for a better proposal.

The news

At the end of last month, the Secretary-General of UNCTAD, Supachai Panitchpakdi, a strong advocator of global free trade, proposed to implement a temporary moratorium on the servicing of the public debt of developing countries (DC), so as to help them successfully face the international economic and financial crisis(1). This proposal has attracted the attention of several civil society organisations since it would seem quite reasonable to support such an initiative, so long as the aim is to achieve greater degrees of freedom for DCs in their management of public expenditure policies with a view to investing in the social sectors that have long been left behind in these countries: education and health care for most people in their societies.

The components of the proposal

Nevertheless, there are some points of Mr. Supachai’s proposal that need to be more broadly revised and discussed so as to improve it or replace it for a better proposal. Previously, however, it is necessary to understand that the proposal is not constrained to the issue of a temporary debt moratorium. This is only one part of a broader proposal presented by Mr. Supachai at the ECOSOC meeting that took place at New York on April 27 of this year, which is made up of two components:

- Temporary debt moratorium for DCs: according to Supachai, the temporary debt moratorium for DCs is aimed at using the scarcer foreign exchange earnings in developing countries for the purchase of imports rather than for debt servicing. This part of the proposal is presented as a win-win strategy, using the game theory jargon, where DCs would obtain a favourable response to a historical demand on their public debt management; and industrialised countries would obtain an additional incentive in order to dynamise their stagnated economies from these released resources.

- IMF supplementary funding should serve to expand the economies of DCs: this proposal in fact had already been mentioned at the G20 meeting in April. During that meeting, the need to change the principles that have ruled the IMF in the past had been pointed out, thus making its loans to be free of conditionalities and its governance more representative of member countries, particularly DCs. Supachai thus underlines the recommendation that IMF supplementary funding should serve to stimulate and expand DC economies, the same as in developed countries, liberating public expenditure and relaxing the monetary policy. This proposal would also include a win-win strategy conceived by the world’s 10 per cent of most powerful countries for the rest of the world.

Constraints of the proposal

With regards to the first part of the proposal, it is worth highlighting in the first place that the demand to release DCs of the debt burden has never been proposed in temporal terms. The idea is to cancel 100 per cent of debt in a permanent way. The tsunami experience –which affected several countries in Southeast Asia- has taught that temporary debt reliefs, once the crisis has abated, have allowed debt-related conditionalities to be re-applied with greater harshness than before the crisis(2). Another important lesson learned from the same experience is that, under the pretext of receiving the benefit of temporary debt relief, debtors have been forced to open up to foreign investment, which has literally swept away any possibility of recovery of those domestic economies that provided work to the thousands of families that survived in those places before the disaster. That is why the demand of the Jubilee 2000 campaign –the total and permanent cancellation of debt– would be a key requirement for DCs to successfully face the crisis.

In the second place, it should be pointed out that even in the case a temporary moratorium on external debt was supported, the resources released should serve to address the substantial social debt taken on by the States of DCs(3). In fact, the lack of capacity to self-finance the basic public services offered to the population (education, sanitation and health care), owing among other reasons to a low tax pressure, has contributed to the generation and intergenerational reproduction of poverty in DCs. In this sense, debt service has competed against social services for a larger allocation of public budget, thus forcing governments to continuously fall under social moratoriums(4), above all in times of crisis. Therefore, the State’s mechanism of ongoing indebtedness should be replaced for an increased tax pressure on DCs in order to adequately finance the public services offered to the population.

Finally, if we evaluate the second part of the proposal referred to the IMF, it is clear that its reform possibilities in view of the current crisis appear to be very limited. Neither have conditionalities been eliminated from IMF loans, nor the recommendations to reform the power and representation within the Fund have varied: to constrain public expenditure and toughen the monetary policy continue to be the usual recipe of the institution, even when the industrialised world does exactly the opposite –and advisable– to promote its economies. In order to make these changes effective, the representation and voting formula within multilateral institutions, specifically the IMF, should be reformed first. Then, it would be necessary to analyse the financial reforms needed so that the future operation of the Fund turns out to be fairer for the world’s poorest nations. Until then, who is to bell the cat?

By way of summary

To sum up, the proposal for a temporary debt moratorium is quite impressive but constrained in view of proposals that are more coherent with the reality of developing countries such as the total cancellation of existing debts to date, including odious and illegitimate debts. The resources released from debt should serve in the first place to reactivate domestic markets, thus preventing the increase of poverty as a result of the crisis. Once this process has been unleashed, it will bring about an increased demand for new imports(5). On the other hand, the new role given to the IMF could not turn out to be effective unless reforms regarding the distribution of power within the institution are also put in place. In this way, it is to be expected that reforms regarding funding policies for DCs in times of crisis end up being fairer and more adequate to their needs.

Notes:

(1) www.unctad.org/Templates/Page.asp?intItemID=4819〈=1
(2) www.fpif.org/media/opeds/2005/0110Engler-debt.html
(3) In this case, we should separate the cases of illegitimate and illegal debt which should be sued for and immediately cancelled for undoubtedly violating the human rights of all Peruvians.
(4) By ‘social default’ or ‘social moratorium’ we understand that situation in which the State fails to comply with the minimum payment necessary to cover the public services of citizens. It is a concept complementary to the idea of ‘social debt’ (a concept of stock) which is shown by the accumulation of poverty in a certain society.
(5) It is necessary to evaluate the report drawn up by the UNCTAD’s Secretariat entitled “Global economic crisis: implications for trade and development”. May 2009.www.unctad.org/en/docs/cicrp1_en.pdf. This is particularly important in view of the Secretary’s recent remarks that the economic encouragement plans for industrialised countries should be used to stimulate developing-country exports.
www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?newsID=15515&criteria1=comercio

Tomado de la web de Choike.