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viernes, mayo 25, 2018

Reforma tributaria: rascando la olla

Hace algunas semanas fui entrevistado por diario Uno a propósito de las declaraciones preliminares del flamante Ministro de Economía, David Tuesta. En aquella oportunidad, el ministro describió con no pocos adjetivos la grave situación de las cuentas fiscales del país: “Últimos 11 años han sido un festín de la evasión” aseveró sin dorar la píldora. "Sin más impuestos, se hará muy poco" remató en otra oportunidad.

Con una tasa de incumplimiento del IGV del 36% y del 58% en el caso del IR, no debería llamar la atención que la presión tributaria haya descendido a los niveles más bajos de los últimos años en América Latina. La menor recaudación tributaria se acentuó sobre todo a partir del 2014, cuando bajo el discurso de la desaceleración económica en el Perú, se aprobó a fines de ese año un paquete de medidas de reactivación económica que constaba básicamente de incentivos tributarios. La SUNAT calculó que el Estado peruano asumía un costo anual de aproximadamente 4.5 mil millones de soles  para que nuestros empresarios invirtieran nuevamente, creen puestos de trabajo formales y traigan  bienestar al país.
Fuente: MEF, MMM 2016-2018, pág. 48

El problema que ha originado esta situación es que efectivamente los principales contribuyentes, específicamente los MEGA que está conformado por unas 50 personas jurídicas o naturales que no conocemos pero que nos imaginamos quienes son, han dejado de pagar impuestos sistemática y fuertemente desde 2014 hasta la fecha. En contraste, los contribuyentes de menor tamaño han aumentado sus aportes pero no ha sido suficiente para contrarrestar el fuerte desbarajuste ocasionado por los MEGAs. Y todo parece indicar que este selecto grupo no quiere que se le revise (al menos revertir) su actual situación tributaria a la situación existente el 2014.

¿Qué le queda al Ministro de Economía en estas circunstancias? Rascar la olla con las herramientas tributarias que apenas puede mover, afectando como siempre, a las masas populares antes que a los que tienen más. El incremento del ISC a los combustibles, a los autos, a las bebidas alcohòlicas y azucaradas, siendo positivas desde el punto de vista que aminoran las externalidades negativas, son muy impopulares pues afectan a las grandes mayorías. En efecto, la presión inflacionaria derivada del impacto de la subida del ISC es lo que más recordará la población y no el impacto de la subida de precios internacionales del barril de petróleo.

Lo que han dejado de pagar los ricos, no es compensado por lo que se le cobra de más a la base tributaria

El desafío del gobierno no es pequeño. Pero debe hablar las cosas directamente y sin temor a los que invierten en el país para que se haga un pacto fiscal óptimo, porque lo que está haciendo en este momento, es simplemente pelearse y exprimir a las bases del país y con ello terminarán minando la poca gobernabilidad con la que ha comenzado su gestión. Hace mal, pienso yo, que el Premier haya rebajado su respaldo al Ministro de Economía. Pero también hace mal Tuesta en proponer políticas marginales e impopulares para sacar adelante las finanzas públicas sin primero no haber iniciado una ronda de negociaciones con los inversionistas con una propuesta de pacto fiscal al siglo XXI. Como señalan algunos expertos, no se trata de aumentar el número de contribuyentes sino más bien de mejorar la calidad de los que actualmente están registrados pero no contribuyen o lo hacen por debajo de lo que deberían cumplir (Ramírez, 2018).





jueves, abril 26, 2018

Tardío repunte de la pobreza monetaria

El INEI ha informado a la ciudadanía el aumento de la pobreza monetaria en un punto porcentual. La prensa ha señalado que esta sería la primera vez que se da este fenómeno en el milenio. Esta cifra representaría a un poco más de 375 mil peruanos que han caído en situación de pobreza -desde una clase media bastante precaria-, logrando un consumo monetario individual menor a S/11.30 diarios o S/.45 diarios para una familia de 4 personas en el país.

Martín Vizcarra, el Presidente de la República ha dicho que esta situación es "inaceptable" y que es necesario unir esfuerzos para luchar contra este flagelo. Alan García ha tuiteado que si el hubiera sido Presidente esta situación no hubiese ocurrido y que mas bien la pobreza hoy habría llegado al 10%. A la par aprovechó de echar la culpa de esta situación a los gobiernos de sus predecesores: Ollanta Humala y PPK. Por su parte, la reacción de Liliana La Rosa, la flamante nueva ministra del MIDIS, señaló que el gobierno plantearía una nueva estrategia de la política social y está trabajando "más unido que nunca" para hacer frente a la pobreza.

Las causas de este repunte sin embargo, no se encontrarían por problemas en la política social ni la asistencialista. La causa fundamental sería la fuerte caída en el ritmo del crecimiento económico la que se observa desde el año 2014 pero cuyos estragos recién se estarían observando este 2017.


La pregunta en este punto es ¿Por qué recién se ha producido el repunte en la pobreza si tenemos ya cuatro años de un ritmo de crecimiento económico menor al requerido, según los entendidos, de 6%? Mi escepticismo nace por las tempranas declaraciones de la ex ministra de Economía Claudia Cooper quien el 4 enero de este año afirmó lo siguiente:
"Sí. Si tú tienes crecimiento y además tienes un ambicioso plan de programas sociales, esto hace que esa reducción ocurra todos los años. Lo último que yo ví, no recuerdo los números (exactos) que dio la ministra (Fiorella) Molinelli, pero sí había una reducción de la pobreza" Ver el vídeo de la declaración aquí.
¿Cómo la ministra Cooper afirmaba en enero haber visto las cifras de reducción de la pobreza del 2017  y ahora, en menos de tres meses, vemos con el nuevo gobierno que las cifras de pobreza  del 2017 más bien han aumentado? ¿Qué clase de magia técnica o revisión metodológica ha ocurrido entre la salida del gobierno de PPK y la entrada del nuevo gobierno de Vizcarra que ha revelado este cambio de sentido en los resultados de la lucha contra la pobreza? Esto no habla muy bien de la Comisión que supervisa la elaboración del informe de la pobreza anual y que supuestamente garantiza la independencia y calidad técnica de los datos oficiales reportados. Lo que habría sucedido  es que se ha reportado un dato para poner en marcha una operación de comunicación política para "hacer leña del árbol caído", es decir, del gobierno de PPK.

Antes que sospechar que haya habido un cambio repentino en las cifras de pobreza, mi preocupación más bien tiene que ver con que estas habrían sido maquilladas para no revelar su deterioro cuando empezó la desaceleración económica el 2014. La pobreza en el Perú habría cambiado su sentido el 2014 y no recién el 2017. El problema que ha ocurrido es que luego de varios años de decrecimiento económico, continuo aumento del desempleo, la caída del crédito, y una diversidad de indicadores adicionales (la informalidad), era inevitable seguir ocultando la realidad: que la pobreza ha cambiado de sentido al menos.

Un elemento adicional que me hace desconfiar de que las cifras de pobreza estarían ocultando su verdadera magnitud es el comportamiento un tanto extraño de las cantidades estimadas para los departamentos que fueron más afectados por el Fenómeno del Niño Costero ocurrido durante el primer trimestre de 2017. Como se recordará, este fenómeno impactó con intensas lluvias, desbordes de rios y huaycos en al menos tres departamentos del norte peruano: Tumbes, Piura y Lambayeque. El saldo lamentable fue de 101 fallecidos, 353 heridos, 19 desaparecidos, 141 mil damnificados, y casi un millón de afectados a nivel nacional. Según el último reporte de evaluación de daños del INDECI (28.06.2017) un total de 1201 distritos de los 24 departamentos fueron afectados por el FEN.

Con estos datos entre manos, ¿Cómo es posible que luego del desastre en que ha quedado Catacaos como otras zonas aledañas, la pobreza se haya reducido en Piura (2 puntos porcentuales)? ¿Cómo es posible que La Libertad haya reducido su pobreza en 1 pp? ¿Cómo es posible que Huarmey, ubicado en Ancash, haya perdido su hospital principal y quedando muchas familias damnificadas la pobreza apenas haya aumentado en 0.7 pp? Quizás en esta historia, el único departamento que guardaría consistencia con los hechos observados sea el de Lambayeque donde diversos distritos quedaron sin agua potable y servicios durante varios meses y por tanto su pobreza departamental ha aumentado en casi 4 pps. 

Fuente: El Comercio, 25 de abril de 2018

El balance sin embargo es que los datos parciales no reflejan el impacto negativo de tan importante fenómeno que ha afectado severamente a los departamentos señalados y que es innegable que sus ciudadanos hayan caído en la pobreza repentinamente. Pero ocurre que los resultados de la ENAHO  2017 no guardan correspondencia con tales observaciones. Refraseando a Hamlet diríamos "algo huele a podrido" en las cifras de pobreza de los cuatro últimos años en el Perú.

Creo que la Comisión Consultiva para la Estimación de la Pobreza debería hacer un trabajo más crítico de los resultados oficiales elaborados por el INEI. Pienso en la cuarta recomendación de su declaración sobre el Informe de Pobreza 2017 que habría que reformular a la luz de tan evidentes hechos que he reseñado:

"Evaluación del diseño de la ENAHO, y efectuar una propuesta para el mejoramiento  en la precisión de los indicadores de pobreza a nivel departamental, en particular en aquellos en donde la incidencia de pobreza es baja y los coeficientes de variación son elevados."

...y añadiría una octava que permita identificar el impacto de eventos extra económicos que afectan los niveles de vida que puedan ser trazados a través de la encuesta.

En el siguiente post, abordaré el problema de la desigualdad que en mi opinión es la noticia más importante del informe de pobreza.


jueves, marzo 22, 2018

Muralla china versus puerta giratoria

Ante las acusaciones recopiladas en las dos mociones de vacancia presentadas en su contra, Pedro Pablo Kuczynski (a.k.a. PPK) presentó como argumento que había una suerte de "muralla china" al interior de su banquito Westfield Capital LLC que le evitaba el problema de conflicto de intereses a la hora de realizar servicios a las empresas privadas que ganaban licitaciones con el Estado -a pesar de que el desempeñaba un cargo público crítico-, por la sencilla razón que el no gestionaba los negocios de ese banquito, sino un tercero. El fue el fundador, es cierto, pero el gestor es otro. En este caso, Gerardo Sepúlveda.

La pregunta que surge en este punto es, si fuera cierta la muralla china, ¿Por qué recibió pagos de Westfield a sus cuentas personales en el BCP, luego de que Westfield cobraba a las empresas que resultaban beneficiadas con licitaciones por parte del Estado mientras que el estaba al frente del MEF, ProInversión o la PCM? Soy fundador, no gestor, pero si beneficiario. Alguien que recibiera las transferencias en los montos que hacía Westfield tendría que haber preguntado mínimamente porqué recibió tales pagos.

El debate del día de hoy en el Congreso ha revelado la coincidencia argumental de varios parlamentarios sobre el caso por el cual PPK es vacado porque ha "confundido la separación entre lo público y lo privado". Es decir, PPK como lobista, no habría sabido reconocer la "muralla china" en el uso de recursos públicos para promover bienestar público y no la ganancia exclusivo privado.  

El modelo de triangulación empleado consiste de al menos estos tres ejes: un funcionario público de alto nivel (ministro o Premier) que concede la licitación y que aprueba el financiamiento público, una empresa que gana la licitación de obra pública, y finalmente, una empresa que asesora en la estructuración del financiamiento. Este modelo permite asegurar las utilidades de la empresa al 100% o lo que es lo mismo, ingresos con cero riesgo. Como esos ingresos están asegurados y apalancados por el respaldo financiero otorgado por el Estado, también se minimiza el riesgo financiero de tomar deudas. Así se asegura la comisión a la empresa que asesora en la estructuración de la deuda, y cuando esta cobra, entonces, se transfiere el dinero a la cuenta del beneficiario último de esta cadena: el funcionario público.

Lo que ha hecho, con pleno conocimiento y conciencia, es aprovecharse de la estructura del Estado y sus recursos para promover ganancias privadas 100% seguras y cobrar de paso, la parte que le corresponde. 

Un problema que reside en el fondo de esta historia es sobre la pertinencia de las obras públicas que eran licitadas. Los cuestionamientos sobre quienes fueron realmente beneficiados por la ejecución de las obras del trasvase de Olmos, IIRSA Norte y Sur abundan en las redes. Si al menos se hubiera hecho obras públicas con impacto directo para la población como hospitales y escuelas, quizás algunos hubieran justificado el penoso dicho que se popularizó alrededor de la gestión de Castañeda "roba pero al menos hace obra".

Estaríamos asistiendo con el modelo de lobbismo de PPK a una corrupción más profunda que el caso Castañeda pues, a diferencia de este último, robó, hizo obra pública, pero no benefició a nadie públicamente, sino sólo a unos cuantos privados y, por supuesto, el mismo. No quiero caer aquí en el error de calificar que este hizo menos daño que el otro, pues considero que ambos casos han violado la ley y la ética pública por igual. Pero las dimensiones y sofistificación del daño económico ha sido distinto, siendo el más perjudicial al erario público lo ejecutado por PPK. 

Para concluir, es muy difícil que PPK convenza a un ciudadano común que el no sabía nada de los beneficios percibidos por Westfield por obras públicas que el hacía ganar directa o indirectamente. No existe muralla china. También, es muy difícil creer que PPK haya confundido que existe una muralla china entre lo público y lo privado que el ha horadado brutalmente para instalar puertas giratorias amplísimas para facilitar la inversión privada con pocos o nula rentabilidad social, pero altísima rentabilidad privada. 

lunes, febrero 26, 2018

El fenómeno Daniel Peredo

"No logro aún comprender..." me dijo hoy en la mañana un compañero de trabajo. "¿Qué cosa?" Le dije. "... que el comentarista deportivo, el mensajero, llegara a ser más importante que el futbolista". Replicó con holgura mientras yo recién reparaba en la nueva noticia que anunciaba otro homenaje a Daniel Peredo, el célebre comentarista al que un golpe fulminante al corazón se lo llevó tempranamente, dejando no poca conmoción a escala nacional. 

"Tienes razón. Tienes mucha razón. El se ha convertido, curiosamente, en un símbolo de unidad singular entre todos los peruanos. Pero tienes razón nuevamente. Por qué será que se ha vuelto tan importante..." terminé.

Los homenajes no paran. Ingeniosos memes que se repostean en los muros virtuales por doquier, donde se logra apreciar vigorosas imágenes del narrador contando las imaginadas peripecias que el seleccionado peruano haría en Rusia. Un mural dibujado por el artista "Salsa" junto al resto de rostros de la selección mundialista en la calle Atahualpa del Callao, al que el imaginario popular terminará diciendo, es que no eran 11, eran 12 los jugadores junto con Peredo. La municipalidad de Lima anunciando que rendirá tributo a Peredo poniendo su nombre al nuevo polideportivo del Puericultorio Pérez Araníbar. El emergente culto desborda a más no poder sorprendiendo a propios y extraños, convirtiendo sin saber a Daniel Peredo en quizás el nuevo santo nacido al que el hincha rezará porque "un gol más... va a haber". 

Desde España 82, debo confesar, no he seguido el largo y tortuoso trecho por el que ha caminado la selección peruana para clasificar finalmente para el mundial de Rusia 2018. La depresión juvenil post España 82 me dejó sin fuerzas para saborear ese amargo cóctel al que la selección peruana nos pretendía hacer tragar como costumbre de fin de semana: pequeñas victorias pírricas del cero a cero frente a equipos estrellas, seguidas de insufribles derrotas ante equipos internacionales que no sabían tocar una pelota con la gracia con la que sólo lo sabía hacer Perú. 

Sí. Yo no estaba dispuesto a ver repetir la misma historia año tras año: a la felicidad de una victoria con el contador mínimo, le sucedía una o varias derrotas profundas y penosas. Los narradores y titulares nos rellenaban al unísono con los relatos por la búsqueda para salvar el honor, y poco después emergía incólume la cantaleta de que todavía era "matemáticamente posible" pasar o clasificar al siguiente nivel. No había santo ni santa a la cual no haya rezado la hinchada, no había héroe, ni jugador para los nuevos tiempos a cual rogarle que por favor, esta vez sí, logremos la clasificación.

Hasta que de pronto, comencé a escuchar que ahora si, en serio, habían cambios. Primero Gareca. El director técnico que había sacado al Perú del mundial en aquel lejano 1982, ahora estaba de entrenador del equipo peruano con una propuesta sólida para hacerlo clasificar. Cuando se logró y todos lloraron de alegría y emoción, le agradecieron profundamente con decenas de memes que reclamaban se convirtiera en el Presidente del Perú. Un país que no se hace paltas para escoger un presidente de ascendencia japonesa o americana, menos se va a poner a cuestionar la nacionalidad argentina de alguien quien como Gareca, hace ganar a la selección. Es un peruano más. Punto. El problema es que su popularidad bien ganada no le permite convertirse en un héroe nacional. Para que sea héroe, tiene que haber una tragedia bien arraigada en el corazón peruano.

Así, poco tiempo después del júbilo nacional por la clasificación, surgió la historia del último gol decisivo de la clasificación peruana que estuvo a cargo de Paolo Guerrero. Aquel gol, decía este nuevo capítulo de la historia del fútbol peruano, no llevaría a su ejecutor al mundial de Rusia por habérsele encontrado positivo en la prueba antidopping en el mismo partido jugado. El sol se puso en el Perú. Nadie podía explicarse lo sucedido. Con una película biográfica a cuestas, donde se narraba sus orígenes humildes jugando en el Club de Alianza Lima y cómo poco a poco logró ascender hasta convertirse en la estrella que acaparó diversos títulos futbolísticos notables como el del máximo goleador del equipo peruano; nadie podía presagiar la terrible desgracia que sufriría su figura ante tal hecho. El martirio sufrido por Paolo fue compartida por la angustia de todos los peruanos. Yo mismo me ví sofocado por dicho suceso. Tanto en las esquinas, como en los buses, o las cantinas, los peruanos derrocharon cientos de horas en analizar acaloradamente las implicancias de no contar con su bombardero principal. No obstante, la rebaja de la pena anunciada por la FIFA luego de su apelación, han diluido los temores, y Guerrero, será una estrella nuevamente, pero no será un héroe, ni un santo a quien rezar. Era el héroe imperfecto de Jaime Bedoya.

De pronto, en el compás de espera entre el último partido jugado entre Perú y Nueva Zelanda en noviembre último y el inicio del mundial de este año, ocurrió lo inesperado. Murió Daniel Peredo, el narrador de fútbol que vibró junto con todos los peruanos cada minuto de los 90 reglamentarios de los últimos cuatro años, que decía las frases que cualquiera habría dicho si hubiera tenido el mismo micro, que soñaba con narrar la nueva historia del Perú que se escribiría con la catapulta de Rusia hacia el 2021. Al morir, románticamente, no en el set, ni en el palco, sino en la cancha, como una semilla lanzada al campo, podía dar lugar que con su muerte, naciera el héroe que le faltaba al país para la juventud de hoy. Un país desencantado de la política, que no encuentra lugares comunes ni en izquierda ni en derecha, ni en la religión. Una juventud que ve lejana la muerte de Sandro Baylón o los once potrillos que nos hubieran llevado al mundial hace tiempo. Un país que le faltaba a quien rezar al fenómeno perfecto para este mundial "un gol más, va a haber". 

Picos de búsquedas en Google de Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, Ricardo Gareca, Christian Cueva y Daniel Peredo.
Fuente: Google Trends Perú