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lunes, mayo 19, 2008

Resultados sorprendentes

El mercado mundial de las drogas mueve, según los mejores estimados entre 500 a 700 mil millones de dólares cada año. Casi 10 veces el PBI que genera el Perú cada año. Un monto nada despreciable, y por supuesto, con profundas implicancias políticas, económicas, sociales y hasta culturales en países andinos como lo son Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Nunca he tenido interés en revisar investigaciones de corte económico sobre el tema, debido a que, en realidad, existe muy poca producción intelectual sobre ello. Muy curioso. Sin embargo, recientemente, han salido publicadas unas cuantas investigaciones que abordan este problema desde un enfoque cuantitativo y matemático bastante particular, auspiciados por el Banco Mundial.

Sólo me referiré a una de ellas, elaborada por Rómulo Chumacero (pdf), que me llamó la atención por la autocalificación de haber obtenido ¨resultados sorprendentes¨, cuya cita central presento a continuación (traducción libre):
[El] aumento de los gastos destinados a disuadir las actividades ilícitas de drogas pueden mejorar la situación de los productores. El resultado más robusto, es que el aumento del riesgo de cualquier actividad ilegal hace que los productores de cultivos empeoren su situación. Por otro lado, la imposición de sanciones severas a las actividades ilegales hace que los productores de cultivos y los consumidores de drogas empeoren de situación. Sin embargo, sanciones más severas a los productores de drogas o a los traficantes hace que mejoren su situación. Por último, la legalización de actividades ilegales es buena para los productores de cultivos en general, pero no lo es para los productores de drogas y los traficantes. En la medida que el consumo de drogas ilegales puede aumentar sustancialmente, al consumidor de drogas le puede ir peor. Sin embargo, si los recursos se invirtieron en disminuir la probabilidad de adicción, la legalización puede ser buena para el consumidor (pág.19).
Uno puede leer entre lineas que lo que esta mostrando el autor es que la legalización de las drogas y la imposicion de sanciones severas pueden traer resultados diferenciados segun el tipo de actor que forma parte de este mercado. Para el caso de los productores de los cultivos de coca (podria decirse, aquellos ubicados en los paises andinos) seria preferible la legalizacion antes que la imposicion de sanciones severas porque los perjudicaria. En contraste, los que saldrian perdiendo de seguir una recomendacion de politica como esta, serian los productores de drogas (quienes mas bien se beneficiarian por un aumento de las sanciones) y los consumidores. Para remediar esta ultima situacion, el autor propone que los recursos de las agencias de gobierno que abordan el problema inviertan en programas para reducir la probabilidad de adiccion lo que haria que finalmente la legalizacion tambien beneficie al consumidor. En resumen, el gran perdedor dentro de este esquema seria el productor de drogas, concebido como el mal dentro de este esquema de analisis.

Lo curioso es que si uno se pone a indagar un poco mas sobre el tema, desde un punto de vista bastante micro (pico o nanoeconomia?), se encontrara que la realidad es que los productores de cultivos de coca ansian convertirse en productores de la droga para obtener una mayor rentabilidad por su producto primario. Pueden haber productores de droga de diferente escala y calidad, lo que constituye una carrera industrial bastante particular.

Un tercer nivel, de altisimo riesgo, son los comercializadores, que parece no ser una categoria ansiada por los que ya alcanzaron el nivel de productor de droga. Esta categoria laboral subterranea es cubierta usualmente por jovenes, urbanos y rurales, que no tienen medios de produccion (terreno o poza) y podria decirse, que son los que buscan otros objetivos, menos, convertirse en productores, ya sea de cultivos o de la propia droga.

Lo anterior sirve para describir que ante un eventual legalizacion del mercado de la droga, saldrian perdiendo todos los que estan metidos en este negocio, en el sentido de que los productores de la droga tendrian una menor rentabilidad por su producto. Tambien saldrian perdiendo los productores del cultivo porque tendrian un comprador con menor poder economico. Finalmente, seria poco probable decir que el consumidor saldria ganando puesto que ahora se conoce como se esta dinamizando la produccion de drogas sinteticas que compiten con las drogas de origen mas natural. Pero podria afirmar, al igual que el autor del estudio revisado, que si los recursos recaudados por la agencia que tiene competencia en el tema, se dirigieran a financiar programas que reduzcan la probabilidad de adiccion, podria salir igualmente beneficiado por la legalizacion.

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