Movido por la noticia de la calificadora de riesgo Standard and Poor's, aquella que reporta que los planes anticrisis de Argentina, Brasil, Chile, México y Perú (ver aquí, html), realicé un breve análisis de cual es el impacto esperado de los planes anticrisis anunciados en todo el mundo. En buena cuenta, quise saber si los planes anticrisis son útiles para estimular la recuperación del crecimiento económico.
Debo anotar que el escepticismo de que los planes anticrisis realmente funcionen es generalizado en todo el mundo. En España por ejemplo, se critica que el costo del plan será más alto que el estímulo máximo del PIB a alcanzar, tomando en cuenta los últimos pronósticos del PIB presentados por el FMI a los países más ricos del mundo. En efecto, de acuerdo con el Diario Libertad Digital el costo del plan es de 1.1% del PIB mientras que el estímulo máximo a alcanzar será sólo de 0.9% (ver aquí html). Por su parte en Estados Unidos, hasta Paul Krugman (ver aquí, html) ha puesto en evidencia la incapacidad del paquete de estímulo económico para frenar la ola de despidos ocurridas en las últimas semanas.
Serán útiles los planes de estímulo económico para recuperar el crecimiento y generar empleo y evitar así que cunda la pobreza por doquier? Para tal objetivo busqué la información del costo de dichos planes tanto según el monto en USD como por el porcentaje del PIB. Esa información la encontré en el siguiente artículo preparado por Isabel Ortiz (de las Naciones Unidas) y difundido en la página del Observatorio Económico de América Latina (ver aquí en OBELA, pdf). El estudio de Ortiz recopila el costo de los planes anticrisis de 43 países, los cuales suman USD 2.18 billones o 3.5% del PIB total de estos países. Estos planes fueron anunciados entre el cuarto trimestre de 2008 y el primer trimestre del 2009. A continuación el coste de los planes de los países latinoamericanos:
Por otra parte fue necesario encontrar el cálculo estimado de los PIBs para el año 2009 y 2010. Conseguí el dato más reciente publicado por The Economist en su página web (ver aquí, html). Ello se debe a que lo publicado vía web incluye los estimados de algunos países que no salen en la versión impresa del mismo, y que son de interés especial en el análisis, como por ejemplo, Perú.
La hipótesis es pues, que la implementación de los paquetes anticrisis se realiza durante el 2009 y que el resultado se aprecia en la performance del PIB del 2010. Puse entonces los gráficos de manera separada, uno que recoja la relación entre el comportamiento del PIB 2009 vs el PIB 2010 y el otro donde se muestra la relación entre el costo de los planes anticrisis y el PIB 2010. Veamos:
Como se puede apreciar, a partir de los datos recogidos, no hay un impacto consistente de los planes de estímulo económico a ejecutar. Sólo se puede apreciar que hay una asociación aceptable entre el comportamiento del PIB 2009 y el PIB 2010 lo que eventualmente implica que la recuperación se dará por la propia evolución de los mercados. Estos pasarán de su actual situación decadente a una eventual recuperación que retomará la senda del crecimiento.
No obstante, lo anterior no debería ser un excusa para decir que aquí o en la China no es necesario hacer nada. Probablemente, la moraleja de este análisis es que el gasto público por sí sólo no sea la única clase de medidas a asumir por los gobiernos del mundo. Aunque es difícil creer, es muy probable que si no se hubiera planificado gastar estos recursos los resultados habrían sido peores, pero no hay forma de probar que los beneficios obtenidos sean atribuibles totalmente al plan, cuando los resultados siguen saliendo negativos cada semana. Tal vez, como sugiere Flavio Ausejo, profesor de la PUCP, la mayor ganancia se encuentre en que los planes anticrisis generan expectativas positivas para que los mercados actúen en consecuencia. Pero es una cuestión que merece evaluar por la investigación empírica dado que estamos en una coyuntura especial para testear estas hipótesis.
Aparte de las políticas monetarias y de gasto, deberían revisarse y proponerse cambios en las políticas comerciales, las políticas de inversión, las políticas laborales, las políticas tributarias, las políticas sociales a fin de lograr el objetivo de recuperar el crecimiento y asegurar el bienestar. Pero es necesario que esto se logre dentro de un marco coherente y con la competencia de un organismo planificador.
En el caso de Perú, la planificación ha sido asumida en parte por el MEF. Pero esta función no ha podido ser bien llevada hasta el momento. Supongo yo porque este es un ente operativo dedicado a resolver problemas del día a día y por lo tanto tiene deficiencias para asumir la investigación (buena parte de sus estudios son producidos por consultores) y la planificación (algo que también cubren en parte los consultores). Entonces, no ha podido planificar durante durante épocas de boom económico, menos creo que podrá hacerlo en épocas de crisis.
Ello que implica que es necesario revitalizar el Instituto Nacional de Planificación para que pueda coordinar el proceso de capeo de la crisis. Un ente que pueda coordinar con todos los sectores y con todos los niveles de gobierno para realizar los cambios necesarios. No deberíamos demorarnos tanto en ponerlo a funcionar a fin de preparar el plan maestro para el desarrollo del país aprovechando estos tiempos de múltiples crisis. Quizás así, si tengamos resultados favorables para el país.
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