Robert J. Samuelson compara el TLC USA-Perú con el retorno de la Era del Mercantilismo antes que con una apuesta concreta por el desarrollo armónico de una región como es la latinoamericana. Y lo hace con las siguientes palabras:
Es bien conocida la treta de negociar con el jugador más débil para establecer un precedente para negociadores más fuertes y así ganar la batalla conjunta. No es que Perú sea precisamente un jugador económicamente débil, pero si lo es desde el punto de vista político, así que es un buen ejemplo a tomar y ganar para diluir cualquier negociación futura de mejores condiciones de comercialización de los productos agrícolas producidos por los países en vías de desarrollo.
Por eso es que Alan García ha ofrecido sus servicios a los Estados Unidos para ser una especie de vocero estratégico para la región. Ojalá que no se lo tome muy a pecho pues si el modelo no funciona ante un shock de caída de los precios internacionales de los productos mineros, es muy probable que nos encontremos en el mismo lugar (quizá peor) que estuvo la Argentina, luego de la crisis del 2000.
Nos hubiera salido un poco más tedioso negociar un TLC latinoamericano con los EEUU, pero no imposible. Y probablemente habría sido más rentable en el largo plazo, sobre todo desde el punto de vista social, ya que nos habríamos evitado ensayar un modelo de desarrollo económico y social fallido del pasado como lo fue el mercantilismo para los españoles, por ejemplo.
Aquí les tengo un pequeño cuestionario: ¿Qué tienen en común: (a) Vladimir Putin, (b) la moneda china, el renminbi, (c) el acuerdo de libre comercio EE.UU.-Perú, y (d) Hugo Chávez? Respuesta: Todos ellos reflejan el "nuevo mercantilismo". Es un desarrollo siniestro que afecta a la economía mundial. En la medida que estos países se vuelven más interdependientes económicamente, son también cada vez más nacionalistas. Ellos están adoptando políticas destinadas a promover sus propios intereses económicos y políticos a expensas de otros países. Tal como se practicó a mediados del siglo 19, el [nuevo] mercantilismo está encaminado a hacer precisamente eso.Y es que Samuelson no le perdona a los actuales líderes de la política comercial peruana el hecho de jugar un rol político y económico 'privado' (en el sentido que no la negociación de bilateral de Perú con EEUU deja de lado la posibilidad de negociación en conjunto con otros países de la región) que diluye toda posibilidad de negociación futura en Rondas como la Ronda de Doha.
Es bien conocida la treta de negociar con el jugador más débil para establecer un precedente para negociadores más fuertes y así ganar la batalla conjunta. No es que Perú sea precisamente un jugador económicamente débil, pero si lo es desde el punto de vista político, así que es un buen ejemplo a tomar y ganar para diluir cualquier negociación futura de mejores condiciones de comercialización de los productos agrícolas producidos por los países en vías de desarrollo.
Por eso es que Alan García ha ofrecido sus servicios a los Estados Unidos para ser una especie de vocero estratégico para la región. Ojalá que no se lo tome muy a pecho pues si el modelo no funciona ante un shock de caída de los precios internacionales de los productos mineros, es muy probable que nos encontremos en el mismo lugar (quizá peor) que estuvo la Argentina, luego de la crisis del 2000.
Nos hubiera salido un poco más tedioso negociar un TLC latinoamericano con los EEUU, pero no imposible. Y probablemente habría sido más rentable en el largo plazo, sobre todo desde el punto de vista social, ya que nos habríamos evitado ensayar un modelo de desarrollo económico y social fallido del pasado como lo fue el mercantilismo para los españoles, por ejemplo.
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