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martes, enero 08, 2008

La doctrina del shock

Los shocks sufridos por muchos países del siglo veinte y el actual han sido oportunidades invalorables para la expansión arrolladora del libre mercado. Este es el argumento central del libro "The shock doctrine" escrito por la periodista americana Naomi Klein y finamente comentado por el laureado economista Joseph Stiglitz en el New York Times.

Los ejemplos de Naomi para explicar su punto de vista son muchos.

Nueva Orleans luego del desastre del huracán Katrina, Chile y Argentina luego de las dictaduras, Polonia, Rusia, Bolivia y Perú luego de las crisis productivas e hiperinflacionarias, la invasión a Irak luego del 9/11, Sri Lanka después del tsunami del 2004, y así otros casos más, todos son ejemplos de cómo "la terapia del shock" posibilita a los gobiernos implementar una política extrema de libre comercio sin ninguna oposición de parte de la sociedad.

¿Cómo así?

"Los países son golpeados por algún tipo de shock, -guerras, ataques terroristas, golpes de estado, desastres naturales... Después ellos son golpeados por un nuevo shock -liderado por corporaciones y políticos quienes explotan el miedo y la desorientación del primer shock para llevar a cabo una terapia de shock económico... Finalmente, la gente que se 'atreve a resistir' es golpeada por tercera vez por un nuevo shock por parte de la policía, los soldados y los interrogatorios en las cárceles".

De acuerdo con esta periodista, uno de los principales responsables de "la doctrina del shock" fue el economista Milton Friedman, quien batalló por las ideas y las mentes de los economistas y las economías de América Latina. Y bien que ganó esta batalla. De hecho, se cree que el llamado Consenso de Washington se basaba en las ideas formuladas por este economista y su equipo de muchachos de la Universidad de Chicago, el que bien se sabe fue el marco para el plan de estabilización de la economía peruana luego de la crisis heredada de los años ochenta.

Es curioso. Parece ser que la regularidad observada por Klein no sea en realidad una novedad, sino más bien uno de los pocos esfuerzos por popularizar alguno de los discursos ya pronunciados por académicos de la talla como Stiglitz.

¿Será necesario algunos shocks para impulsar el desarrollo de algunas regiones postergadas en nuestro país? ¿Funcionará el capitalismo del desastre en nuestra economía? Probablemente no. Los terremotos, heladas, derrumbes e incendios sufridos por algunas regiones o grupos sociales han servido para enriquecer a unos cuantos pocos personajes cercanos al poder, antes que resolver o implementar una nueva forma de hacer negocios en estos territorios. Han servido para empobrecer y excluir aún más a la población afectada.

Así, la dramática diferencia entre la crisis nacional de fines de los ochenta con las crisis sucedidas a nivel más interno, es que en el segundo caso, la población se encontraba sujeta a la política de inanición del Estado peruano. En contraste, en el primero, existieron fuerzas internacionales que presionaron para una solución efectiva en el más corto plazo, en el sentido del libre mercado. Hablo del FMI, el BM, el Club de París, la OEA e incluso, la ONU.

Esto nos deja con una importante lección. Mientras no exista institucionalidad local que valga la pena, la institucionalidad financiera internacional propondrá las soluciones más factibles para resolver nuestras sucesivas crisis expandiendo la doctrina del shock y del libre mercado.

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