Es curioso. El diario El Comercio, en su informe dominical de hoy, propone mirar al sur del país, bajo los anteojos de una lectura tradicional: el sur es aimara, es étnica, es conflictiva, es contrabandista, es la suma de todos los males. Creo que este tipo de miradas no ayuda a nadie, ni al lector limeño ni al puneño. A ningún peruano.
Este es el tipo de discurso que precisamente ha permitido que algunos líderes locales del sur peruano ganen un espacio político de cara a la búsqueda de una identidad en contraposición con la que representaría el gobierno central, a la de los "limeñitos mazamorreros".
Digo esto porque suelo visitar con cierta frecuencia a las regiones puneñas y he podido apreciar como los diarios de Lima son leidos atentamente todos los días por los líderes que tienen tribuna en las televisoras locales. Uno de estos artículos provocadores desde Lima, por ejemplo, fue el escrito por Pedro Salinas en el diario Correo acerca de la ciudad de Juliaca, y que reza así:
[...] Juliaca, esa ciudad parida por el diablo, caótica e insufrible, cuna de contrabandistas, antónima de la estética, antesala del infierno, desde la que se yergue un huachafísimo monumento al carretillero, en la que a uno le asalta la sensación de Richard Kimble, donde lo primero que se piensa al entrar en ella es cómo escapar de ahí [...].
Yo estuve en Juliaca dos semanas después de que Pedro Salinas escribiera este asunto. Y en una televisora local le dieron tribuna a un tipo que comenzó a criticar el artículo, al autor, al director y a los limeños porque no era posible que pudieran expresarse así de ellos, siendo que ellos son una nación aymara, superior, y bla bla bla lo que descubre ahora el Comercio como si fuera de hoy el problema.
Con todo creo que habría sido más saludable que propongan el tema con comentarios de personajes reconocidos no sólo de Lima, sino del sur para que aborden la problemática desde un punto de vista más alturado que sólo destacar los problemas que en todo sitio suceden.
Ojalá algún día aprendamos a convivir como país, que miremos con los ojos abiertos sin ninguna lente "étnica" como si el resto del país estuviera poblado por bichos u otra clase de seres. Bien recuerdo las palabras de un notable profesor que señalaba que lo más importante para lograr que una sociedad sea tolerable y que tenga identidad es que sepa ejercer y valorar la justicia. Y no porque yo sea de aquí y tu de allá.
Justicia es lo que falta en nuestro país si no, no tendríamos estas muestras de subdesarrollo en la primera plana de nuestros diarios más "sesudos".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario