Una de las preguntas centrales sobre la reforma para combatir la corrupción es si esta tiene retornos económicos positivos para el país. Los economistas han abordado esta pregunta desde hace varios años a través de diferentes estrategias estadísticas, comparando varios países a nivel global, siendo uno de los más destacados el economista italiano Paolo Mauro.
Las hipótesis en competencia son dos. En el extremo perverso, la corrupción puede ser positiva para la economía debido a que evita los trámites burocráticos acelerando la inversión privada y por tanto incrementando el crecimiento económico. En el otro extremo, la corrupción es negativa debido a que desvía recursos escasos que podrían haber sido aprovechados para generar un mayor nivel de inversión y por tanto de crecimiento económico.
De acuerdo con este investigador, él ha encontrado evidencia robusta para la segunda hipótesis, de manera que, para un determinado país, una reducción exitosa de la corrupción se traduce en mayor inversión privada, un mayor nivel de crecimiento económico pero no necesariamente se obtiene un mayor gasto público.
En efecto, en su artículo “Los efectos de la corrupción en el crecimiento, inversión y gasto público: un análisis transversal de países” publicado en el libro “Corruption and the global economy” de junio de 1997, se reportaron los siguientes resultados:
- Una mejora de 2 desviaciones estándar en el índice de corrupción se encuentra asociado con un incremento de 4 puntos porcentuales en la inversión privada y un medio punto porcentual en el PBI per cápita.
- Esto significa que en el caso peruano, si ocurre que gracias a una reforma anti-corrupción exitosa mejorara su posición en dos puntos pasando del lugar 35 al 37 en el ranking internacional de corrupción elaborado por Transparencia Internacional, se traduciría en una mejora de la inversión privada pasando de 18% del PBI a 22%, mientras que el PBI per cápita se incrementaría ya no en 1.9% sino en 2.4%.
- El mismo estudio reporta que no se ha encontrado evidencia de que una mejora en la lucha contra la corrupción tenga un impacto positivo en el gasto público, pero sí en su estructura. Específicamente se ha encontrado que la reducción en la corrupción mejora el gasto en educación. De esta manera, una mejora de 2 desviación estándar en el índice de corrupción internacional se encuentra asociado con una mejora de medio por ciento del PBI.
- Lo anterior significa que si el Perú mejora su posición en el ranking internacional de corrupción pasando del lugar 35 al 37, el gasto público en educación aumentaría de 3.5% del PBI a 4% del PBI.
En conclusión, una reforma política exitosa que reduzca la corrupción en nuestro país de manera que mejoremos de manera importante nuestra posición en el ranking internacional de corrupción, traerá consigo un mayor nivel de inversión privada, un mayor nivel de crecimiento económico y una mejor distribución del gasto público a favor de la educación pública. Estos impactos se añaden a las previsiones de mejora que contempla el país en cuestión asumiendo que la corrupción no cambia. Pero si la corrupción disminuye, tendríamos estos impactos adicionales como beneficio.
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