Muy interesante el reciente artículo de Humberto Campodónico, en el que mas allá de cuestionar las bondades o malestares que acarrearía la firma del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos se llama la atención sobre la forma en que este ha sido aprobado por el Congreso, "entre gallos y medianoche" imitando el modus operandi antidemocrático del fujimorismo de los noventa.
Un TLC bastardo / CRISTAL DE MIRA / Humberto Campodónico
Quiero resaltar dos ideas esbozadas por el texto: el asi llamado "divorcio" entre Lima y el resto del país, especialmente las regiones de la sierra rural, y las compensaciones de los perdedores del TLC.
En primer lugar, el divorcio entre "el campo y la ciudad" o "Lima y las diferentes regiones del pais" se refleja en las tres dimensiones mas importantes de nuestra sociedad: la política, la social y la económica. En efecto, esta idea de "divorcio" se ve reflejada políticamente por los resultados de las recientes elecciones presidenciales donde la sierra rural sur votó mayoritariamente por el Humalismo contrastando con la costa norte y Lima que votaron mayoritariamente por el APRA. Desde un punto de vista social el "divorcio" se puede apreciar por el contrapunto en las tasas de pobreza que ostentan las regiones de la sierra centro y sur (Ayacucho 64.9%, Apurimac 65.9%, Puno 79.2% y Huancavelica 84.4%; Cifras del INEI - ENAHO 2004) las que contrastan con las observadas por Lima (37.1%) o la costa norte (La Libertad 48.2% y Lambayeque 46.7%). En ese mismo sentido, tomando en cuenta Lima y Callao versus las regiones tenemos que en la capital la pobreza extrema alcanza al 3.4% de su población mientras que en el resto del país esta es del 25.6%. Desde el punto de vista económico, aunque solo disponemos de los estimados 'no oficiales' del Instituto Cuánto, estos muestran que históricamente el PBI Limeño ha concentrado la tercera parte del PBI del país lo que nuevamente pone en primera plana el "divorcio" que habla Campodónico.
No obstante, mi reflexión sobre este punto es que en realidad, en toda la historia del Perú republicano, nunca hubo un "matrimonio" o ni siquiera un "servinacuy" entre Lima y el Perú. La modernidad ha ido tejiendo la idea de que existe un solo Estado y una sola nación instaurando proyectos de unificación y homogenización de la sociedad contraproducentes (vease por ejemplo el caso de la educación básica peruana). Por ello, la realidad se ha encargado de golpear duramente esta tesis señalando que en verdad lo que existe es un espacio geográfico con gentes de diversas culturas que precisaba mas bien de la construcción de un Estado multinacional que incluyera esta diversidad. Por ello finalmente, cuando Lima se vió desbordada por la migración de los sesenta y setenta, Lima se multinacionalizó y el Estado se empequeñeció aún más dentro de la capital. El Estado ya no pudo controlar las presiones crecientes y galopantes de informalidad en la iniciativa privada de los microempresarios migrantes. Consecuentemente, a fines de los noventa se encontró que la pobreza se habia instalado también en las principales urbes, a pesar de los esfuerzos de legalización pro capitalista de economistas 'bien intencionados' como De Soto. Esta discusión implica que aun no se ha hecho un esfuerzo por construir un Estado con un régimen semi-presidencialista, que otorgue una mayor representación política al Parlamento a fin de tener un mayor impacto en la construcción de una sociedad mas integrada y justa que aproveche e incluya a la diversidad de culturas que contiene el Perú. Es por ello que desde mi punto de vista, por ejemplo, el camino ensayado de la descentralización no tendrá éxito mientras que no se contemple, en primer lugar, reformar el Estado en su sistema de gobierno.
En segundo lugar, quiero discutir la idea de las compensaciones que se van a destinar a los perdedores de este Tratado: los agricultores. Varias preguntas necesitarian ser respondidas: ¿Cuál va a ser el monto de estas compensaciones? ¿Cómo se van a financiar? ¿Cómo se van a distribuir? ¿Con que frecuencia? ¿En qué periodos? ¿Serán monetarios o en especie?. Estas compensaciones, en cualquiera de sus formas, ¿Permitirán competir con la cantidad de recursos que destina el gobierno norteamericano a sus agricultores? . La respuesta puede explorarse por el lado de la tecnología que respalda a estas subvenciones (semillas mejoradas, asistencia técnica, sistemas de seguros, etc.) que tienen una inversión estatal de mayor grado y calidad que el nuestro lo que en el terreno significa una mayor productividad y una mayor posibilidad de colocación exitosa de sus productos que en nuestro caso.
A pesar de lo anteriormente señalado, quisiera enfatizar una pregunta fundamental: ¿Cuál es la compensación de arranque o inicio que es preciso destinar a los perdedores de nuestra economía por no haber sido incluídos en el TLC regional con Lima? La respuesta no puede verse unicamente con las compensaciones pecuniarias relativas al TLC USA-Perú. Tiene que ver con el TLC Lima-Resto de regiones en donde el Estado ha dejado con un grave déficit de inversión en capital físico (me refiero a infraestructura como límite menor, pero sería deseable el desarrollo y promoción de tecnologías como límite superior) y humano (educación básica y experimental) en estas regiones que han sido dejadas de lado del mercado. Por no haber compensado este déficit, el país ostenta aun un importante contingente poblacional en extrema pobreza y puesto que los niveles de inversión en capital humano han sido altamente desiguales (es decir entre lo que el Estado destinaba para los peruanos menos favorecidos frente a lo que gasta una familia no pobre en un centro de estudios privado) se ha terminado por potenciar o reforzar, mejor dicho, la desigualdad de los ingresos de nuestro pais y por lo tanto el continuo fracaso en su inserción en el mercado.
En conclusión, las dos reflexiones hechas me convocan a anunciar que es preciso construir un Estado que permita integrar a las diferentes naciones que concentra el espacio que conocemos como Perú. Logrando ello (al menos medianamente en el mediano plazo) podremos recién hablar de un "matrimonio" donde los aspectos político, social y económico estén claramente definidos como palancas de desarrollo, dentro del marco de una institucionalidad que aun carecemos pero que afortunadamente cada vez se discute mas y se toman algunas decisiones favorables a pasos cortos pero seguros. Sin embargo, este camino, podrá hacerse no sólo de la mano de un TLC entre espacios geográficos internacionales sino también al interior de las regiones del Perú. Ni que decir que el TLC no sólo debiera ser de productos y capitales sino tambien de la mano de obra. Para ello, para poder competir en una relativa igualdad de condiciones y oportunidades, es preciso contar tambien con una "compensación de arranque" que puede estimarse de manera concreta en el déficit de inversión en capital humano y en tecnología que nuestro Estado aun no se decide cubrir. Si no se ha cubierto ese paso, ¿Cómo sera cubierto el otro?
No obstante, mi reflexión sobre este punto es que en realidad, en toda la historia del Perú republicano, nunca hubo un "matrimonio" o ni siquiera un "servinacuy" entre Lima y el Perú. La modernidad ha ido tejiendo la idea de que existe un solo Estado y una sola nación instaurando proyectos de unificación y homogenización de la sociedad contraproducentes (vease por ejemplo el caso de la educación básica peruana). Por ello, la realidad se ha encargado de golpear duramente esta tesis señalando que en verdad lo que existe es un espacio geográfico con gentes de diversas culturas que precisaba mas bien de la construcción de un Estado multinacional que incluyera esta diversidad. Por ello finalmente, cuando Lima se vió desbordada por la migración de los sesenta y setenta, Lima se multinacionalizó y el Estado se empequeñeció aún más dentro de la capital. El Estado ya no pudo controlar las presiones crecientes y galopantes de informalidad en la iniciativa privada de los microempresarios migrantes. Consecuentemente, a fines de los noventa se encontró que la pobreza se habia instalado también en las principales urbes, a pesar de los esfuerzos de legalización pro capitalista de economistas 'bien intencionados' como De Soto. Esta discusión implica que aun no se ha hecho un esfuerzo por construir un Estado con un régimen semi-presidencialista, que otorgue una mayor representación política al Parlamento a fin de tener un mayor impacto en la construcción de una sociedad mas integrada y justa que aproveche e incluya a la diversidad de culturas que contiene el Perú. Es por ello que desde mi punto de vista, por ejemplo, el camino ensayado de la descentralización no tendrá éxito mientras que no se contemple, en primer lugar, reformar el Estado en su sistema de gobierno.
En segundo lugar, quiero discutir la idea de las compensaciones que se van a destinar a los perdedores de este Tratado: los agricultores. Varias preguntas necesitarian ser respondidas: ¿Cuál va a ser el monto de estas compensaciones? ¿Cómo se van a financiar? ¿Cómo se van a distribuir? ¿Con que frecuencia? ¿En qué periodos? ¿Serán monetarios o en especie?. Estas compensaciones, en cualquiera de sus formas, ¿Permitirán competir con la cantidad de recursos que destina el gobierno norteamericano a sus agricultores? . La respuesta puede explorarse por el lado de la tecnología que respalda a estas subvenciones (semillas mejoradas, asistencia técnica, sistemas de seguros, etc.) que tienen una inversión estatal de mayor grado y calidad que el nuestro lo que en el terreno significa una mayor productividad y una mayor posibilidad de colocación exitosa de sus productos que en nuestro caso.
A pesar de lo anteriormente señalado, quisiera enfatizar una pregunta fundamental: ¿Cuál es la compensación de arranque o inicio que es preciso destinar a los perdedores de nuestra economía por no haber sido incluídos en el TLC regional con Lima? La respuesta no puede verse unicamente con las compensaciones pecuniarias relativas al TLC USA-Perú. Tiene que ver con el TLC Lima-Resto de regiones en donde el Estado ha dejado con un grave déficit de inversión en capital físico (me refiero a infraestructura como límite menor, pero sería deseable el desarrollo y promoción de tecnologías como límite superior) y humano (educación básica y experimental) en estas regiones que han sido dejadas de lado del mercado. Por no haber compensado este déficit, el país ostenta aun un importante contingente poblacional en extrema pobreza y puesto que los niveles de inversión en capital humano han sido altamente desiguales (es decir entre lo que el Estado destinaba para los peruanos menos favorecidos frente a lo que gasta una familia no pobre en un centro de estudios privado) se ha terminado por potenciar o reforzar, mejor dicho, la desigualdad de los ingresos de nuestro pais y por lo tanto el continuo fracaso en su inserción en el mercado.
En conclusión, las dos reflexiones hechas me convocan a anunciar que es preciso construir un Estado que permita integrar a las diferentes naciones que concentra el espacio que conocemos como Perú. Logrando ello (al menos medianamente en el mediano plazo) podremos recién hablar de un "matrimonio" donde los aspectos político, social y económico estén claramente definidos como palancas de desarrollo, dentro del marco de una institucionalidad que aun carecemos pero que afortunadamente cada vez se discute mas y se toman algunas decisiones favorables a pasos cortos pero seguros. Sin embargo, este camino, podrá hacerse no sólo de la mano de un TLC entre espacios geográficos internacionales sino también al interior de las regiones del Perú. Ni que decir que el TLC no sólo debiera ser de productos y capitales sino tambien de la mano de obra. Para ello, para poder competir en una relativa igualdad de condiciones y oportunidades, es preciso contar tambien con una "compensación de arranque" que puede estimarse de manera concreta en el déficit de inversión en capital humano y en tecnología que nuestro Estado aun no se decide cubrir. Si no se ha cubierto ese paso, ¿Cómo sera cubierto el otro?
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