¿Qué explica el ausentismo electoral en el Perú? ¿La pobreza? ¿El analfabetismo? ¿La edad? ¿El área de residencia? ¿El sexo? Estas preguntas y otras más son las que pretendo abordar en el presente artículo teniendo en perspectiva el análisis de las elecciones municipales de este próximo noviembre. Los resultados preliminares de esta breve indagación revelan que las variables principales que explicarían este fenómeno son el sexo y la pobreza. Sin embargo, esta ultima variable tiene una interpretacion distinta a la que convencionalmente se hace. Veamos pues, un poco más detenidamente este importante tema para la gestión electoral y la construcción de la democracia en nuestro país.
Introducción
Una de las mayores congratulaciones de la actual gestión de la Dra. Magdalena Chú al frente de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) es el hecho de habérsele reconocido un buen desempeño en la organización y ejecución de tres procesos electorales seguidos, siendo el más importante de ellos las recientes elecciones generales (presidenciales, congresales y parlamento andino) de abril y junio del presente año. Esta felicitación fue extensiva a los otros dos organismos electorales que conforman el llamado Sistema Electoral: el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (RENIEC).
A pesar de la poca claridad en la delimitación de responsabilidades entre los tres organismos electorales que generan una serie de rozamientos o fricciones durante la ejecución de los procesos electorales que se traducen en costos transaccionales excesivos, la ONPE ha propuesto en su Plan Estratégico Institucional 2004-2006 (Pág. 23) que uno de sus indicadores de desempeño centrales para evaluar su gestión es el porcentaje de ausentismo electoral. Exceptuando 1985, año en el que la competencia electoral fue intensa entre Alan García por el APRA y Alfonso Barrantes por Izquierda Unida y que se había realizado una depuración exhaustiva del padrón electoral, el comportamiento de este indicador ha sido históricamente decreciente (Fuente: web ONPE; 1v o 2v, primera y segunda vuelta respectivamente).
Introducción
Una de las mayores congratulaciones de la actual gestión de la Dra. Magdalena Chú al frente de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) es el hecho de habérsele reconocido un buen desempeño en la organización y ejecución de tres procesos electorales seguidos, siendo el más importante de ellos las recientes elecciones generales (presidenciales, congresales y parlamento andino) de abril y junio del presente año. Esta felicitación fue extensiva a los otros dos organismos electorales que conforman el llamado Sistema Electoral: el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (RENIEC).
A pesar de la poca claridad en la delimitación de responsabilidades entre los tres organismos electorales que generan una serie de rozamientos o fricciones durante la ejecución de los procesos electorales que se traducen en costos transaccionales excesivos, la ONPE ha propuesto en su Plan Estratégico Institucional 2004-2006 (Pág. 23) que uno de sus indicadores de desempeño centrales para evaluar su gestión es el porcentaje de ausentismo electoral. Exceptuando 1985, año en el que la competencia electoral fue intensa entre Alan García por el APRA y Alfonso Barrantes por Izquierda Unida y que se había realizado una depuración exhaustiva del padrón electoral, el comportamiento de este indicador ha sido históricamente decreciente (Fuente: web ONPE; 1v o 2v, primera y segunda vuelta respectivamente).
Las investigaciones electorales que hacen uso extensivo de las herramientas estadísticas para probar sus hipótesis forman parte de la rama de la ciencia política llama psefología. Mi primer acercamiento a esta rama fue hace casi un año y medio cuando tuve la oportunidad de formar parte del equipo de investigación del fenecido Centro de Investigación Electoral de la ONPE convertida ahora en una pequeña Área de la Gerencia de Planeamiento Electoral de tal institución. En aquella vez asesoré en una investigación acerca del ausentismo electoral en el Perú entre 1998 y el 2002 y de allí que tenga los antecedentes que me motivaron para la redacción del presente artículo. El documento final, aunque fue publicado (ISBN 9972-695-29-8; Depósito Legal BNP N 2005-3442), nunca llegó a distribuirse por razones que no vienen al caso del presente artículo pues ya son de conocimiento público entre los académicos y politólogos reconocidos del medio. Quiero detenerme en cambio en este post en la revisión de algunas de las preguntas señaladas arriba y las hipótesis que me vinieron a la mente mientras trabajaba en el borrador preliminar de dicha investigación utilizando esta vez, a diferencia de aquella oportunidad, los resultados de las últimas elecciones generales en nuestro país.
Debo anotar que este artículo se presenta tal como está, en versión preliminar y en pleno desarrollo. Es decir, es un documento en progreso el cual actualizaré en el futuro cercano en tanto que voy profundizando en las relaciones existentes entre las variables de la base de datos que estoy trabajando.
Marco teórico
El ausentismo electoral puede definirse como aquella situación en que un grupo determinado de ciudadanos no realiza el acto de sufragio (ONPE 2005). Esta variable puede dividirse en dos categorías: aquellos que voluntariamente decidieron no participar del acto electoral y aquellos que habiendo decidido sufragar tuvieron serios impedimentos para participar de los comicios respectivos. La primera categoría es conocida como Abstencionismo político o racional mientras que la segunda puede rotularse como Abstencionismo técnico (Alcubilla 2000).
El fenómeno del ausentismo electoral debe ser comprendido en el contexto del sistema electoral vigente. Nuestro sistema electoral, tomando la definición estricta dada por Nohlen (1998), tiene características que impactan de manera determinante en esta variable comenzando por la definición de que el voto es un deber y por lo tanto es obligatorio. Este es un principio republicano que rige en la actualidad nuestro sistema político. Esta idea sin embargo contrasta con la concepción liberal de que el voto es un derecho y por lo tanto este debe ser libre.
Dado que nuestro sistema electoral determina que el voto es obligatorio, las posibilidades de incurrir en el fenómeno del abstencionismo político o racional son casi nulas a menos que se asuma que el voto nulo y el voto en blanco se conciban como una forma activa de expresar la inconformidad con el sistema político vigente o la percepción de que los efectos del voto individual sean mínimos para contrarrestar las tendencias globales recogidas a partir de las encuestas de intención de voto por ejemplo. No obstante, debo enfatizar que nuestro sistema electoral impacta de manera contundente en estos dos tipos de voto sobre todo en aquellas personas que tienen un nivel educativo bajo o nulo. En efecto, si se reflexiona un poco por ejemplo en el tema del voto preferencial se podrá apreciar que las posibilidades de errar en como expresar esta supuesta preferencia son múltiples. A esto habría que añadir que en el Perú, la lectura oficial del voto nulo y el blanco ha sido un problema de interpretación política recurrente y ha quedado en el imaginario popular como estas opciones pueden perjudicar o ayudar al candidato con mayor probabilidad de ganar las elecciones. La lectura oficial actual es que estos votos serian emitidos de manera “inválida” lo cual es un contrasentido en la visión liberal.
De lo anterior se puede inferir entonces que el ausentismo electoral concentraría a aquellos que incurren en el abstencionismo técnico. Estos sin embargo tendrían dos vertientes bien definidas que la originarían: en primer lugar, la vertiente endógena que tiene que ver con atributos específicos circunstanciales o estructurales del ciudadano en capacidad de votar (disponibilidad de recursos económicos, estado de salud, discapacidad física, etc.) y la vertiente exógena que tiene que ver con las características técnicas de la organización del proceso electoral y eventos no controlables por el elector hábil. En la primera vertiente tenemos poco que discutir por el momento. En la segunda vertiente sin embargo podemos advertir que las características técnicas de un proceso electoral dependen en buen grado de la particular configuración del sistema electoral de un país. En efecto, dos cuestiones aparecen de manera medular: lo referente a la definición de las circunscripciones electorales y la ubicación de los centros de votación. Estas dos cuestiones por lo general imponen costos de traslado (transporte) a determinados grupos de electores que ellos no necesariamente están dispuestos a pagar sobre todo en las áreas rurales.
Este último problema es fundamental dentro de la gestión de procesos electorales. Por lo general se tiende a interpretar que “la pobreza” (a veces como sinónimo de falta de educación) es la que explica el hecho que el elector se inhiba a sufragar. No obstante, ocurre que muchas veces estos ciudadanos estarían dispuestos a votar (a pesar que se les convoque continuamente a talleres de capacitación o incluso se les haga capacitaciones personalizadas en sus propias viviendas) siempre y cuando ciertos costos adicionales que le son impuestos le fueran resueltos, entre ellos el transporte. En efecto, mientras que para un ciudadano de clase media en el área urbana el costo alternativo de ir a votar es quedarse descansando un domingo en casa, o ir a misa, o pasear con la familia, o visitar a un familiar; para el caso de los comerciantes y para los pobladores de áreas rurales el costo de oportunidad es comparativamente mas elevado pues no solo comprende el precio pagado para transportarse sino también lo que ese día deja de percibir por no trabajar. Ello significa que para fines prácticos, si el centro de votación esta ubicado en una zona relativamente alejada para un determinado grupo de electores, la ley les obliga con todo a que ellos brinden una subvención al Estado que no necesariamente están dispuestos a pagar.
De lo anterior, se desprende que las hipótesis de que “a mayor nivel relativo de pobreza, mayor el nivel de ausentismo” implica en mi posición una lectura como la siguiente “a mayor costo de oportunidad impuesto a determinados grupos sociales, mayor el grado de ausentismo electoral”. Adicionalmente, el problema de baja escolaridad de la población creo que esta mas relacionado con la magnitud de error electoral que se pueda acumular luego de celebrarse unas elecciones pero no necesariamente que este relacionado con una menor participación electoral. Este hecho quedo explícito luego de las últimas elecciones presidenciales donde la participación ha sido máxima precisamente porque se gastó mas en colocar centros de votación y una mayor logística en campo, sin embargo el error en el llenado del material electoral fue excesivo básicamente por la complejidad de las propias elecciones (se celebraron tres elecciones al mismo tiempo en un solo día) que exigían manejar un conjunto muy engorroso de actas y procedimientos. Puede decirse entonces que en el caso peruano, lograr un error material mínimo y lograr un nivel de ausentismo mínimo se presentan como problemas competitivos o alternativos. Finalmente, la hipótesis de mayor ausentismo por el lado de las mujeres se explicaría por un rol político no dimensionado para ellas debido a de fenómenos de estructura social que persisten en nuestros días y que pueden ser sorprendentemente vigentes incluso en pleno siglo XXI.
Metodología
Hipótesis
Las hipótesis operativas que pretendo evaluar en este artículo son las siguientes: la primera es que el ausentismo electoral de las elecciones 2006 esta explicado fundamentalmente por el comportamiento de los varones, por los jóvenes, por los analfabetos y por la pobreza. La segunda hipótesis es que el ausentismo del mismo proceso electoral se encuentra explicado principalmente por las mujeres, por los mayores de 65 años, por los que tienen educación secundaria y por la pobreza.
La primera hipótesis viene de la idea de que dado que existe un muy ligero mayor peso del sexo masculino en el padrón electoral del 2006 (50.32%) es probable que este mayor peso también este presente dentro de la composición del numero de personas ausentes a las elecciones. Respecto al tema de los jóvenes tiene que ver con el tema de la poca o nula importancia que ellos tendrían sobre los asuntos públicos y por lo tanto su descontento con la política en general. El tema del analfabetismo estaría relacionado con la ultima variable del conjunto propuesto donde se esperaría que incidan en un mayor ausentismo dado que la persona esta menos integrada a la vida pública.
Por su parte, la segunda hipótesis atiende a la idea de que son las mujeres las que tendrían una desigualdad en el acceso no solo a los derechos políticos sino también a sus deberes por cualquier razón sea exógena o endógena. Los mayores de 65 años tendrían un fuerte incentivo a no votar puesto que por su proximidad a la edad de 70 años el voto es facultativo. Otra cuestión relacionada es que la “muerte civil” de una persona mayor originada por penalidad ante su ausentismo a un proceso electoral probablemente se de con anterioridad a ello como resultado de los procesos de exclusión social que vivimos en la actualidad. Finalmente, en cuanto a la importancia de las variables educativas tomando un argumento similar a la importancia de la variable sexo, el nivel secundario tiene un peso de 53.5% en el padrón de electores habilitados para el 2006.
Base de datos
En contraste con el estudio que realicé para la ONPE, para el cual todas las facilidades de acceso a la información individual de alrededor de 11 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, esta vez solo tengo disponibilidad de la base de datos de participación electoral agregadas a nivel distrital que se puede descargar tediosamente de la web de resultados de las elecciones generales del presente año. En este punto, valdría la pena recomendar a la ONPE o tal vez a la Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (tercer órgano electoral según nuestra Constitución Política encargado de mantener actualizado el padrón electoral entre otras funciones) para que las bases de datos de participación electoral estén disponibles de manera desagregada para el público en general a fin de profundizar libremente en las investigaciones de participación electoral. Esto ayudaría a mejorar la gestión de procesos electorales ya que esta es una preocupación central de la propia ONPE, es decir, disminuir el porcentaje de ausentismo electoral.
Lo anterior plantea por supuesto un tema de respeto de la información de identificación de cada ciudadano para lo cual podría recomendarse una política de compartir la información como la viene realizando de manera efectiva el INEI a través de la herramienta Microdatos de su respectiva web. Cualquier investigador tiene libre acceso a la información individual de los hogares que son entrevistados ya sea a través de la Encuesta de Hogares (ENAHO), la Encuesta de Salud (ENDES), la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), la Encuesta Continua (ENCO), entre muchas otras bases de datos mas. Puede sugerirse tal vez para mantener un registro que se requiera la información del solicitante antes de bajar las bases de datos tal como lo hace la web del Banco Mundial para el caso de las Encuestas de Niveles de Vida.
La información de los resultados de participación electoral tanto de la primera vuelta como de la segunda vuelta fue fundida a nivel de distrito. Luego, esta base fue fundida con la información del respectivo padrón electoral el cual contiene información agregada del número de hombres y mujeres, así como también la desagregación según grupos etáreos quinquenales a partir de los 18 años y según niveles agregados de educación (primaria, secundaria, técnica y superior). Esta última variable tiene algunos problemas de subreporte (en la jerga estadística significa sub valuación) es decir que los ciudadanos nunca certifican a ciencia cierta ante el Estado cual es su verdadero nivel educativo, ni actualizan oportunamente la información de si han mejorado su nivel educativo.
Una última observación respecto a la base de datos que probablemente sea imposible resolver en el corto plazo es la ilusión de que el padrón electoral se mantuvo estático entre la primera y la segunda vuelta. Las últimas Nuevas Elecciones Municipales por ejemplo revelan el incremento notable del padrón electoral en los distritos donde se organizaron estos comicios. Mi observación tiene que ver que el cierre del padrón entre las dos elecciones hace que la segunda vuelta presidencial discrimine a aquellos que se encuentran potencialmente hábiles para votar en dicho evento. Podemos contar en este grupo a los que recién cumplen 18 años de edad que quisieran tener su primera experiencia de participación política y que se les es negada. De igual manera podríamos decir para aquellos que eventualmente resuelven las dificultades que tuvieron para sufragar en la primera vuelta se encuentran impedidos para la segunda vuelta lo que viola su derecho fundamental a sufragar en la segunda vuelta si así lo desearan. Esta sugerencia sin embargo habría que evaluarla cuidadosamente a través de estudios más experimentales puesto que tal como se aprecia que la participación electoral tiende a reducirse para la segunda vuelta.
Técnicas estadísticas
En el presente documento se presenta un análisis de regresión lineal donde la variable dependiente es el ausentismo electoral y las variables independientes son el sexo, la edad, el nivel educativo y la pobreza. Estas variables agrupan a un número determinado de personas por cada uno de los 1831 distritos del país. De lo anterior debe quedar claro que para el presente análisis no se contó con los datos individuales de ausentismo electoral lo que explica en cierto grado la miopía y lo preliminar de este trabajo (espero que el RENIEC me facilite la información cuando se la pida).
Para suavizar las asimetrías en el volumen poblacional que concentran algunos cuantos distritos de nuestro país se ha procedido con la estrategia de tomar logaritmos naturales a cada una de las variables. Este es un procedimiento que no viola los supuestos fundamentales de la teoría de la regresión lineal. Mas bien este procedimiento tiende a transformar una distribución con asimetría y curtosis muy positivas en una distribución muy parecida a una lognormal. Tómese nota que se han presentado algunos datos descriptivos del ausentismo en el país.
Resultados
Describiendo los resultados de la regresión realizada entre las variables explicativas indicadas por el artículo y el ausentismo en la primera vuelta vemos que todas salen significativas. El coeficiente de determinación es bastante alto sin embargo no creo que esta sea una buena medida de la bondad del modelo. En realidad, pretendo encontrar -como ya mencione mas arriba- ciertas evidencias para indagar con mayor profundidad luego.
Para el caso de la primera hipótesis:
Debo anotar que este artículo se presenta tal como está, en versión preliminar y en pleno desarrollo. Es decir, es un documento en progreso el cual actualizaré en el futuro cercano en tanto que voy profundizando en las relaciones existentes entre las variables de la base de datos que estoy trabajando.
Marco teórico
El ausentismo electoral puede definirse como aquella situación en que un grupo determinado de ciudadanos no realiza el acto de sufragio (ONPE 2005). Esta variable puede dividirse en dos categorías: aquellos que voluntariamente decidieron no participar del acto electoral y aquellos que habiendo decidido sufragar tuvieron serios impedimentos para participar de los comicios respectivos. La primera categoría es conocida como Abstencionismo político o racional mientras que la segunda puede rotularse como Abstencionismo técnico (Alcubilla 2000).
El fenómeno del ausentismo electoral debe ser comprendido en el contexto del sistema electoral vigente. Nuestro sistema electoral, tomando la definición estricta dada por Nohlen (1998), tiene características que impactan de manera determinante en esta variable comenzando por la definición de que el voto es un deber y por lo tanto es obligatorio. Este es un principio republicano que rige en la actualidad nuestro sistema político. Esta idea sin embargo contrasta con la concepción liberal de que el voto es un derecho y por lo tanto este debe ser libre.
Dado que nuestro sistema electoral determina que el voto es obligatorio, las posibilidades de incurrir en el fenómeno del abstencionismo político o racional son casi nulas a menos que se asuma que el voto nulo y el voto en blanco se conciban como una forma activa de expresar la inconformidad con el sistema político vigente o la percepción de que los efectos del voto individual sean mínimos para contrarrestar las tendencias globales recogidas a partir de las encuestas de intención de voto por ejemplo. No obstante, debo enfatizar que nuestro sistema electoral impacta de manera contundente en estos dos tipos de voto sobre todo en aquellas personas que tienen un nivel educativo bajo o nulo. En efecto, si se reflexiona un poco por ejemplo en el tema del voto preferencial se podrá apreciar que las posibilidades de errar en como expresar esta supuesta preferencia son múltiples. A esto habría que añadir que en el Perú, la lectura oficial del voto nulo y el blanco ha sido un problema de interpretación política recurrente y ha quedado en el imaginario popular como estas opciones pueden perjudicar o ayudar al candidato con mayor probabilidad de ganar las elecciones. La lectura oficial actual es que estos votos serian emitidos de manera “inválida” lo cual es un contrasentido en la visión liberal.
De lo anterior se puede inferir entonces que el ausentismo electoral concentraría a aquellos que incurren en el abstencionismo técnico. Estos sin embargo tendrían dos vertientes bien definidas que la originarían: en primer lugar, la vertiente endógena que tiene que ver con atributos específicos circunstanciales o estructurales del ciudadano en capacidad de votar (disponibilidad de recursos económicos, estado de salud, discapacidad física, etc.) y la vertiente exógena que tiene que ver con las características técnicas de la organización del proceso electoral y eventos no controlables por el elector hábil. En la primera vertiente tenemos poco que discutir por el momento. En la segunda vertiente sin embargo podemos advertir que las características técnicas de un proceso electoral dependen en buen grado de la particular configuración del sistema electoral de un país. En efecto, dos cuestiones aparecen de manera medular: lo referente a la definición de las circunscripciones electorales y la ubicación de los centros de votación. Estas dos cuestiones por lo general imponen costos de traslado (transporte) a determinados grupos de electores que ellos no necesariamente están dispuestos a pagar sobre todo en las áreas rurales.
Este último problema es fundamental dentro de la gestión de procesos electorales. Por lo general se tiende a interpretar que “la pobreza” (a veces como sinónimo de falta de educación) es la que explica el hecho que el elector se inhiba a sufragar. No obstante, ocurre que muchas veces estos ciudadanos estarían dispuestos a votar (a pesar que se les convoque continuamente a talleres de capacitación o incluso se les haga capacitaciones personalizadas en sus propias viviendas) siempre y cuando ciertos costos adicionales que le son impuestos le fueran resueltos, entre ellos el transporte. En efecto, mientras que para un ciudadano de clase media en el área urbana el costo alternativo de ir a votar es quedarse descansando un domingo en casa, o ir a misa, o pasear con la familia, o visitar a un familiar; para el caso de los comerciantes y para los pobladores de áreas rurales el costo de oportunidad es comparativamente mas elevado pues no solo comprende el precio pagado para transportarse sino también lo que ese día deja de percibir por no trabajar. Ello significa que para fines prácticos, si el centro de votación esta ubicado en una zona relativamente alejada para un determinado grupo de electores, la ley les obliga con todo a que ellos brinden una subvención al Estado que no necesariamente están dispuestos a pagar.
De lo anterior, se desprende que las hipótesis de que “a mayor nivel relativo de pobreza, mayor el nivel de ausentismo” implica en mi posición una lectura como la siguiente “a mayor costo de oportunidad impuesto a determinados grupos sociales, mayor el grado de ausentismo electoral”. Adicionalmente, el problema de baja escolaridad de la población creo que esta mas relacionado con la magnitud de error electoral que se pueda acumular luego de celebrarse unas elecciones pero no necesariamente que este relacionado con una menor participación electoral. Este hecho quedo explícito luego de las últimas elecciones presidenciales donde la participación ha sido máxima precisamente porque se gastó mas en colocar centros de votación y una mayor logística en campo, sin embargo el error en el llenado del material electoral fue excesivo básicamente por la complejidad de las propias elecciones (se celebraron tres elecciones al mismo tiempo en un solo día) que exigían manejar un conjunto muy engorroso de actas y procedimientos. Puede decirse entonces que en el caso peruano, lograr un error material mínimo y lograr un nivel de ausentismo mínimo se presentan como problemas competitivos o alternativos. Finalmente, la hipótesis de mayor ausentismo por el lado de las mujeres se explicaría por un rol político no dimensionado para ellas debido a de fenómenos de estructura social que persisten en nuestros días y que pueden ser sorprendentemente vigentes incluso en pleno siglo XXI.
Metodología
Hipótesis
Las hipótesis operativas que pretendo evaluar en este artículo son las siguientes: la primera es que el ausentismo electoral de las elecciones 2006 esta explicado fundamentalmente por el comportamiento de los varones, por los jóvenes, por los analfabetos y por la pobreza. La segunda hipótesis es que el ausentismo del mismo proceso electoral se encuentra explicado principalmente por las mujeres, por los mayores de 65 años, por los que tienen educación secundaria y por la pobreza.
La primera hipótesis viene de la idea de que dado que existe un muy ligero mayor peso del sexo masculino en el padrón electoral del 2006 (50.32%) es probable que este mayor peso también este presente dentro de la composición del numero de personas ausentes a las elecciones. Respecto al tema de los jóvenes tiene que ver con el tema de la poca o nula importancia que ellos tendrían sobre los asuntos públicos y por lo tanto su descontento con la política en general. El tema del analfabetismo estaría relacionado con la ultima variable del conjunto propuesto donde se esperaría que incidan en un mayor ausentismo dado que la persona esta menos integrada a la vida pública.
Por su parte, la segunda hipótesis atiende a la idea de que son las mujeres las que tendrían una desigualdad en el acceso no solo a los derechos políticos sino también a sus deberes por cualquier razón sea exógena o endógena. Los mayores de 65 años tendrían un fuerte incentivo a no votar puesto que por su proximidad a la edad de 70 años el voto es facultativo. Otra cuestión relacionada es que la “muerte civil” de una persona mayor originada por penalidad ante su ausentismo a un proceso electoral probablemente se de con anterioridad a ello como resultado de los procesos de exclusión social que vivimos en la actualidad. Finalmente, en cuanto a la importancia de las variables educativas tomando un argumento similar a la importancia de la variable sexo, el nivel secundario tiene un peso de 53.5% en el padrón de electores habilitados para el 2006.
Base de datos
En contraste con el estudio que realicé para la ONPE, para el cual todas las facilidades de acceso a la información individual de alrededor de 11 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, esta vez solo tengo disponibilidad de la base de datos de participación electoral agregadas a nivel distrital que se puede descargar tediosamente de la web de resultados de las elecciones generales del presente año. En este punto, valdría la pena recomendar a la ONPE o tal vez a la Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (tercer órgano electoral según nuestra Constitución Política encargado de mantener actualizado el padrón electoral entre otras funciones) para que las bases de datos de participación electoral estén disponibles de manera desagregada para el público en general a fin de profundizar libremente en las investigaciones de participación electoral. Esto ayudaría a mejorar la gestión de procesos electorales ya que esta es una preocupación central de la propia ONPE, es decir, disminuir el porcentaje de ausentismo electoral.
Lo anterior plantea por supuesto un tema de respeto de la información de identificación de cada ciudadano para lo cual podría recomendarse una política de compartir la información como la viene realizando de manera efectiva el INEI a través de la herramienta Microdatos de su respectiva web. Cualquier investigador tiene libre acceso a la información individual de los hogares que son entrevistados ya sea a través de la Encuesta de Hogares (ENAHO), la Encuesta de Salud (ENDES), la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), la Encuesta Continua (ENCO), entre muchas otras bases de datos mas. Puede sugerirse tal vez para mantener un registro que se requiera la información del solicitante antes de bajar las bases de datos tal como lo hace la web del Banco Mundial para el caso de las Encuestas de Niveles de Vida.
La información de los resultados de participación electoral tanto de la primera vuelta como de la segunda vuelta fue fundida a nivel de distrito. Luego, esta base fue fundida con la información del respectivo padrón electoral el cual contiene información agregada del número de hombres y mujeres, así como también la desagregación según grupos etáreos quinquenales a partir de los 18 años y según niveles agregados de educación (primaria, secundaria, técnica y superior). Esta última variable tiene algunos problemas de subreporte (en la jerga estadística significa sub valuación) es decir que los ciudadanos nunca certifican a ciencia cierta ante el Estado cual es su verdadero nivel educativo, ni actualizan oportunamente la información de si han mejorado su nivel educativo.
Una última observación respecto a la base de datos que probablemente sea imposible resolver en el corto plazo es la ilusión de que el padrón electoral se mantuvo estático entre la primera y la segunda vuelta. Las últimas Nuevas Elecciones Municipales por ejemplo revelan el incremento notable del padrón electoral en los distritos donde se organizaron estos comicios. Mi observación tiene que ver que el cierre del padrón entre las dos elecciones hace que la segunda vuelta presidencial discrimine a aquellos que se encuentran potencialmente hábiles para votar en dicho evento. Podemos contar en este grupo a los que recién cumplen 18 años de edad que quisieran tener su primera experiencia de participación política y que se les es negada. De igual manera podríamos decir para aquellos que eventualmente resuelven las dificultades que tuvieron para sufragar en la primera vuelta se encuentran impedidos para la segunda vuelta lo que viola su derecho fundamental a sufragar en la segunda vuelta si así lo desearan. Esta sugerencia sin embargo habría que evaluarla cuidadosamente a través de estudios más experimentales puesto que tal como se aprecia que la participación electoral tiende a reducirse para la segunda vuelta.
Técnicas estadísticas
En el presente documento se presenta un análisis de regresión lineal donde la variable dependiente es el ausentismo electoral y las variables independientes son el sexo, la edad, el nivel educativo y la pobreza. Estas variables agrupan a un número determinado de personas por cada uno de los 1831 distritos del país. De lo anterior debe quedar claro que para el presente análisis no se contó con los datos individuales de ausentismo electoral lo que explica en cierto grado la miopía y lo preliminar de este trabajo (espero que el RENIEC me facilite la información cuando se la pida).
Para suavizar las asimetrías en el volumen poblacional que concentran algunos cuantos distritos de nuestro país se ha procedido con la estrategia de tomar logaritmos naturales a cada una de las variables. Este es un procedimiento que no viola los supuestos fundamentales de la teoría de la regresión lineal. Mas bien este procedimiento tiende a transformar una distribución con asimetría y curtosis muy positivas en una distribución muy parecida a una lognormal. Tómese nota que se han presentado algunos datos descriptivos del ausentismo en el país.
Resultados
Describiendo los resultados de la regresión realizada entre las variables explicativas indicadas por el artículo y el ausentismo en la primera vuelta vemos que todas salen significativas. El coeficiente de determinación es bastante alto sin embargo no creo que esta sea una buena medida de la bondad del modelo. En realidad, pretendo encontrar -como ya mencione mas arriba- ciertas evidencias para indagar con mayor profundidad luego.
Para el caso de la primera hipótesis:
Los resultados muestran que tanto para la primera vuelta como para la segunda, la variable sexo es mas importante que la variable edad para explicar el nivel de ausentismo. El diseño del modelo econométrico log-log nos permite afirmar que los coeficientes obtenidos corresponden al cálculo de las elasticidades de la variable explicada respecto de las variables que son probadas. En ese sentido el ausentismo es más sensible de manera directa al número de varones que al número de jóvenes. En contraste, el hecho de ser analfabeto tiene un impacto inverso casi nulo sobre el ausentismo electoral.
Para el caso de la segunda hipótesis tenemos:
Los resultados para esta segunda hipótesis muestran que tanto para la primera vuelta como para la segunda, la variable sexo sigue siendo la mas importante y hasta cierto punto con mayor impacto sobre el ausentismo que los varones. Adicionalmente, el nivel secundario tiene un impacto positivo pero muy reducido sobre el ausentismo. Finalmente, el grupo etáreo por encima de los 65 años aparece con un impacto negativo pero en realidad muy cercano a cero sobre el ausentismo. Es decir, marginalmente, este grupo reduce el ausentismo electoral.
Hasta este punto la variable “pobreza” no he podido introducirla en el análisis dado que los datos sobre niveles de vida no son representativos a nivel distrital por la excesiva antigüedad de los mismos. Como se sabe, el año 2000 se presentaron dos mapas de pobreza, uno elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el otro por el FONCODES. Ambos mapas dependen del Censo de Población y de Vivienda de 1993 lo que revela su relativa inutilidad actual. El día de ayer 15 de agosto recién escuche a Farid Matuk, Jefe del INEI, revelar en el programa televisivo La Hora N (a cargo del periodista Jaime De Althaus) que el MEF le ha pedido a su institución que le elabore un mapa de bienestar a nivel de manzanas para el proyecto SISFOH el cual comenté en un artículo previo. Esta información novedosa aun no esta disponible para la sociedad a pesar que es información pública. Por esta razón he determinado realizar una regresión lineal con los datos de 25 regiones del país (tomando al Callao como una región más) utilizando el porcentaje de ausentismo como la variable explicada en tanto que las variables explicativas son el índice de masculinidad regional (artificio que relaciona el número de varones por cada mujer) y el porcentaje de pobreza calculado a partir de las Encuestas de Hogares, cuyo valor mas actualizado disponible corresponde al año 2004. La regresión lineal arrojó que el índice de masculinidad está relacionado de manera directa con el ausentismo mientras que el índice de pobreza tiene también una relación en el mismo sentido pero con un impacto mucho menor que la anterior variable (el coeficiente de determinación fue de 58.1%).
Discusión
El análisis realizado en este documento nos permite tener ciertas evidencias sobre las variables que se encuentran relacionadas con el ausentismo electoral en el Perú. Puede apreciarse que dadas las limitaciones de información mostradas es posible indicar que el ausentismo electoral se encuentra explicado fundamentalmente por la variable sexo por la categoría mujeres. Este resultado sin embargo es necesario observar con mayor profundidad ya que existen comportamientos sub regionales importantes que no han sido explorados en este documento. Por ejemplo, en la investigación que contribuí durante mi trabajo en la ONPE encontré a partir de los datos individuales de ausentismo que los departamentos ubicados en la cabecera nororiental concentran principalmente a los varones que tienen este comportamiento. En contraste, en los departamentos más pobres como aquellos ubicados en la sierra central sur son las mujeres las que explican el ausentismo electoral. Por lo general, estas mujeres son analfabetas y tienen una edad más longeva que el resto de regiones.
Respecto al problema de la pobreza el análisis realizado muestra evidencia de una dimensión adicional de ella: la política. Ser pobre en el Perú significa también una menor participación en los asuntos públicos y en la participación política. En ese sentido son aplaudidas -con cierta reserva- las iniciativas por integrar a la población a través de la reducción del costo de adquisición del Documento Nacional de Identidad (impulsados tanto por RENIEC como la ONPE). No obstante, el costo de adquisición no es el único ni el más importante para el poblador pobre de las zonas rurales del país. El costo más importante deviene del transporte para trasladarse hacia sus centros de votación durante las elecciones y junto con el la perdida de ingreso percibido por dejar de trabajar ese día. De aquí que sea explicable que la mujer “pague el costo” quedándose al cuidado de las actividades económicas mientras que el varón (o los varones si hay hijos) sean los que ejerzan su derecho al sufragio.
El tema de la educación aparece con un comportamiento muy particular. Ser analfabeto no es sinónimo de menor participación política necesariamente. De hecho parece tener una leve contribución hacia la mayor participación electoral. ¿Cómo explicar estos comportamientos tan disímiles? A nivel agregado solo tengo la hipótesis de que los procesos democráticos iniciados desde el gobierno de transición del Dr. Valentín Paniagua habrían repercutido en una mayor participación política a fines del gobierno de Alejandro Toledo. No es gratuito que haya existido una importante oferta electoral en el país para la primera vuelta. Sin embargo, para la segunda vuelta, el clima de polarización entre Lima y las regiones altoandinas al elegir entre Alan García y Ollanta Humala habría repercutido en un buen grado de participación electoral independientemente de los aspectos educacionales. En ese sentido la hipótesis de Nohlen de que en un clima de abierta competencia electoral y polarización entre dos únicas opciones explicaría la mayor participación ha resultado un tanto validada para el caso peruano en estas últimas elecciones.
A modo de conclusión
El ausentismo electoral en el Perú ha tenido un rostro básicamente femenino en nuestro país. Ello no significa que necesariamente este relacionado con problemas de pobreza o con falta de educación de parte de la población sino mas bien a procesos de exclusión social que no tienen nada que ver con la pobreza. En vez de esta última categoría de análisis resultaría más importante discutir el costo de subvención que se le impone a determinados grupos poblacionales para satisfacer un esquema democrático que puede estar haciendo “agua” por todos lados. Una propuesta mas integral en ese sentido no puede elaborarse a partir de las estrategias de desempeño de uno o tres organismos electorales sino más bien a partir de una redefinición del rol del Estado y sus relaciones con los ciudadanos de todas las zonas geográficas y clases en nuestro país. De esta manera el sistema político y el sistema electoral cobraran una dimensión más importante en la vida de todos los peruanos a fin de construir no una sino varias naciones integradas social y políticamente.
Bibliografía
- Alcubilla, Enrique (2000) "Abstencionismo electoral" en Diccionario Electoral. San Jose de Costa Rica: Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
El análisis realizado en este documento nos permite tener ciertas evidencias sobre las variables que se encuentran relacionadas con el ausentismo electoral en el Perú. Puede apreciarse que dadas las limitaciones de información mostradas es posible indicar que el ausentismo electoral se encuentra explicado fundamentalmente por la variable sexo por la categoría mujeres. Este resultado sin embargo es necesario observar con mayor profundidad ya que existen comportamientos sub regionales importantes que no han sido explorados en este documento. Por ejemplo, en la investigación que contribuí durante mi trabajo en la ONPE encontré a partir de los datos individuales de ausentismo que los departamentos ubicados en la cabecera nororiental concentran principalmente a los varones que tienen este comportamiento. En contraste, en los departamentos más pobres como aquellos ubicados en la sierra central sur son las mujeres las que explican el ausentismo electoral. Por lo general, estas mujeres son analfabetas y tienen una edad más longeva que el resto de regiones.
Respecto al problema de la pobreza el análisis realizado muestra evidencia de una dimensión adicional de ella: la política. Ser pobre en el Perú significa también una menor participación en los asuntos públicos y en la participación política. En ese sentido son aplaudidas -con cierta reserva- las iniciativas por integrar a la población a través de la reducción del costo de adquisición del Documento Nacional de Identidad (impulsados tanto por RENIEC como la ONPE). No obstante, el costo de adquisición no es el único ni el más importante para el poblador pobre de las zonas rurales del país. El costo más importante deviene del transporte para trasladarse hacia sus centros de votación durante las elecciones y junto con el la perdida de ingreso percibido por dejar de trabajar ese día. De aquí que sea explicable que la mujer “pague el costo” quedándose al cuidado de las actividades económicas mientras que el varón (o los varones si hay hijos) sean los que ejerzan su derecho al sufragio.
El tema de la educación aparece con un comportamiento muy particular. Ser analfabeto no es sinónimo de menor participación política necesariamente. De hecho parece tener una leve contribución hacia la mayor participación electoral. ¿Cómo explicar estos comportamientos tan disímiles? A nivel agregado solo tengo la hipótesis de que los procesos democráticos iniciados desde el gobierno de transición del Dr. Valentín Paniagua habrían repercutido en una mayor participación política a fines del gobierno de Alejandro Toledo. No es gratuito que haya existido una importante oferta electoral en el país para la primera vuelta. Sin embargo, para la segunda vuelta, el clima de polarización entre Lima y las regiones altoandinas al elegir entre Alan García y Ollanta Humala habría repercutido en un buen grado de participación electoral independientemente de los aspectos educacionales. En ese sentido la hipótesis de Nohlen de que en un clima de abierta competencia electoral y polarización entre dos únicas opciones explicaría la mayor participación ha resultado un tanto validada para el caso peruano en estas últimas elecciones.
A modo de conclusión
El ausentismo electoral en el Perú ha tenido un rostro básicamente femenino en nuestro país. Ello no significa que necesariamente este relacionado con problemas de pobreza o con falta de educación de parte de la población sino mas bien a procesos de exclusión social que no tienen nada que ver con la pobreza. En vez de esta última categoría de análisis resultaría más importante discutir el costo de subvención que se le impone a determinados grupos poblacionales para satisfacer un esquema democrático que puede estar haciendo “agua” por todos lados. Una propuesta mas integral en ese sentido no puede elaborarse a partir de las estrategias de desempeño de uno o tres organismos electorales sino más bien a partir de una redefinición del rol del Estado y sus relaciones con los ciudadanos de todas las zonas geográficas y clases en nuestro país. De esta manera el sistema político y el sistema electoral cobraran una dimensión más importante en la vida de todos los peruanos a fin de construir no una sino varias naciones integradas social y políticamente.
Bibliografía
- Alcubilla, Enrique (2000) "Abstencionismo electoral" en Diccionario Electoral. San Jose de Costa Rica: Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
- Nohlen, Dieter (1998) “Sistemas electorales parlamentarios y presidenciales” en Tratado de derecho electoral comparado de América Latina. Págs. 145-185. México: Fondo de Cultura Económica.
- ONPE (2005) “El ausentismo electoral en el Perú: 1998-2002”. Documento de Trabajo Nº 10. Lima: ONPE.
- Tuesta S., Fernando (2003) “Abstencionismo y ausentismo, ¿son iguales?”, en Revista Elecciones Nº 2, Lima: ONPE.
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