Las Encuestas de Hogares que aplica el INEI no son un buen instrumento para capturar la información de los ingresos y gastos de las capas más ricas de nuestra sociedad. Sobre todo en un contexto de rápido crecimiento de la economía, cuyo motor sea la exportación de materias primas, como es el que estamos asistiendo en la actualidad.
La primera parte de la afirmación, no es una novedad pues ya había sido enunciada en julio de 1999 por un par de destacados investigadores de GRADE, Jaime Saavedra y Juan José Diaz, en un documento publicado en la CEPAL (ver aquí, pdf). De acuerdo con estos autores (pág. 34), este es un problema que se encuentra en varios de los países del mundo donde se aplican estas encuestas, sobre todo cuando se aplican en un contexto económico y social tan convulsionado como ocurrió a fines de los años ochenta.
La segunda parte de la afirmación, resulta como un corolario de contrapunto a la anterior observación. Esto como consecuencia de echar un vistazo con detenimiento a las cifras de los gastos medios estimados para la capa más rica de la población de Lima Metropolitana en los cuatro últimos años. En efecto, según el informe técnico del INEI sobre las cifras de la pobreza 2007 (descargar aquí, pdf), pág. 30, el consumo de los dos deciles más ricos de Lima Metropolitana (es decir el noveno y el décimo), ubicados en el centro económico y político del país, tuvieron un comportamiento creciente entre el 2004 y el 2005. Pero luego, en contrasentido con el auge económico acentuado del 2006 y 2007, el consumo medio de los mismos muestran un comportamiento decreciente. Es decir, perdieron en su bienestar.
¿Cómo ha sido posible este resultado? ¿No ha ocurrido acaso un récord de ventas de automóviles y camionetas nuevas entre el 2006 y el 2007 en Lima Metropolitana? ¿No era esto apenas un destello del aumento significativo de la demanda interna de las familias más ricas que habían impactado positivamente en el crecimiento del PIB del 2007?
La conclusión que se deriva de este par de apreciaciones es que en realidad, la Encuesta de Hogares tiene serios problemas para recoger la información del incremento del bienestar de las familias que son dueñas del capital. Imagínense ustedes ¿Qué respondería Benavides de la Quintana, Dionisio Romero, o el gerente de la Telefónica al ser entrevistado por un encuestador del INEI frente a cuestiones como cual ha sido su consumo de boletos aéreos u hoteles, o alimentación fuera del hogar? ¿Cómo podría el encuestador verificar la información brindada (algo que por supuesto no le compete hacer)? Lo único que le queda a nuestro entrevistador es aceptar la respuesta dada por cualquiera de estos dos sujetos (si es que responden ellos, ya que podría esperarse que responda un tercero, o que finalmente no les responda nadie al negárseles la entrada a la residencia) y llevarla tal y como la recibió ante la oficina centarl del INEI.
Lo anterior implica que las ENAHO probablemente sirvan unicamente para evaluar los niveles de vida de los pobres y eventualmente, los de las capas medias, y medias bajas de nuestra sociedad. Algo que no necesariamente es una mala noticia, desde el punto de vista académico, puesto que al apreciarse un aumento del consumo promedio de estas clases sociales lo único que se puede afirmar es que son menos pobres que antes, pero no que la desigualdad del país se haya reducido como se ha pretendido señalar en el último informe de la pobreza del INEI.
7 comentarios:
"Las Encuestas de Hogares que aplica el INEI no son un buen instrumento para capturar la información de los ingresos y gastos de las capas más ricas de nuestra sociedad."
Hola Raúl:
Las ENAHO, que son la versión nacional de las ENNIV del Banco Mundial jamas tuvieron por propósito obtener información de los ingresos y gastos de los estratos altos de la distribución del ingreso.
Las ENNIV nacen en los 80s como un instrumento propio del Banco Mundial para cubrir el vacio de información de las agencias nacionales de estadística, quienes en el contexto de la crísis económica generada en los 70s por la OPEP, vieron sus presupuestos reducidos, y las operaciones de campo canceladas.
El diseño de las ENAHO y las ENNIV explícitamente excluye los gastos de inversión de los hogares, asi como el gasto de durables, y la medición de todo aquello diferente a alimentos es sumamente inperfecta.
En términos monetarios el módulo de gasto-ingreso de ENAHO cuesta cuatro veces menos que una encuesta estándar de ingreso-gasto para medir inflación, y obviamente hay una reducción de calidad que no debe soprender a nadie.
Por ello creo que los análisis que haces de los estratos altos son írritos per se.
Saludos, Farid
El punto que quería demostrar era que las ENAHO no sirven para medir desigualdad, sino sólo cómo mejoran o empeoran los niveles de vida de las capas medias y bajas de la sociedad.
Ya que la pobreza comenzará a verse como un problema menos, en el discurso del actual gobierno, la desigualdad no aparecería como un problema importante si tenemos un instrumento deficiente para medirlo.
Asi que, tu comentario me pareció ilustrativo en parte, y fuera de foco por otra.
Saludos,
Hola Raúl:
¿Tienes en mente que instrumento sería el apropiado para medir desigualdad? Desde mi experiencia no se me viene a la mente ninguno en términos anuales.
Pero creo que las ENAHO y la ENNIV recogen bien el consumo de calorias, y por ello un indicador de desigualdad que combine el perfil de la curva de Engel y la población que no consume las calorías mínimas para vivir sería robusto.
Saludos, Farid
Creo que resultan importantes retomar la discusión a partir de la distribución factorial del ingreso nacional y la "pregunta perdida" de los ingresos que se tomaba en los Censos Nacionales en el pasado.
... se podría añadir el seguimiento a la distribución de los ingresos reportados por la Encuesta Permanente de Empleo pero esto serviría solo para Lima Metropolitana, y finalmente creo que se necesitaría un seguimiento a la inflación por deciles que también daría una idea muy certera de la desigualdad.
Hola Raúl:
Creo que las dos alternativas que propones son inferiores a la ENAHO. Una sola pregunta sobre ingreso en un Censo de Población lo único que produce es ruido, y con toda certeza la medición de la desigualdad sería aún mas errónea que la efectuada con las ENAHO.
Respecto a generalizar la EPE (Encuesta Permanente de Empleo), debieras percatarte que la información de ingreso de la ENAHO es por lejos mas completa que la EPE, y otra vez la desigualdad sería medida de manera mas errónea con las EPE que con las ENAHO.
Se que el problema de medir desigualdad es fundamental, pero insisto que un indicador basado en el consumo de calorías sería el mas robusto con la información disponible.
De otro lado, hasta 2006, el Perú tenía el sistema mas completo de encuestas a hogares en toda Latinoamérica, y hasta donde conozco ningún otro país de la región cuenta con operaciones de campo mas completas que las habidas en Perú.
Saludos, Farid
Pues el indicador que señalas también tiene sus problemas de medición y comparación. Los nutricionistas bien lo saben.
Las propuestas que señalaba para nada las proponía como únicas, sino más bien como complementarias a las ENAHO. Es como si uno usara un microscopio con distintos filtros para ver un mismo problema desde diversos ángulos y tonos.
Finalmente, a pesar de la supuesta robustez que señalas a favor de la información del indicador del ingreso en los ENAHO, buena parte de los técnicos del BM lo desecha como un indicador fiable y más bien prefiere el consumo. Sin embargo creo que es importante que se evalue al igual que se hace con el gasto.
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