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domingo, septiembre 24, 2006

Campaña: "Cita a un científico peruano"

¿Puede un científico peruano, llámese un físico, un químico, un médico o un economista, recibir el premio Nóbel en los próximos 5 años? Creo que una respuesta natural de cualquier académico local ante esta pregunta sería que es muy probable que no. ¿Puede revertirse esta situación? ¿De que depende que los científicos de países industrializados reciban continua y repetidamente reconocimientos y premios de escala mundial mientras que el resto de científicos de países poco desarrollados no lo son? Estas son algunas de las preguntas que me motivaron a escribir el siguiente post y a recomendar la campaña que la titula: “Cita a un científico peruano”. O en su forma mas breve: "Cita a un peruano".

¿De qué manera se mide la importancia de las ideas propuestas por un científico en esta era de la globalización? Básicamente por el número de veces que son citadas sus investigaciones, ya sea en revistas especializadas, libros, aulas de clase, ponencias, medios de prensa, Internet, etc. A diferencia de los bestsellers que con frecuencia son novelas (como la saga de Harry Potter de J.K. Rowling, una de las escritoras mejor remuneradas del mundo) o manifiestos presentados como ensayos (como El Misterio del Capital de Hernando de Soto), el científico tiene un impacto no solo en la forma como entendemos el mundo sino como lo transformamos, ya sea en sus dimensiones tecnológicas, políticas, sociales o económicas.

¿Quiénes son los científicos que proveen las ideas al mundo y quiénes son los que las reproducen? De acuerdo con el profesor Adolfo Figueroa (Figueroa 2001) existe una suerte de división internacional del conocimiento de acuerdo con la disponibilidad de recursos para la investigación: los científicos de los países industrializados son los que formulan las teorías que los científicos de los países altamente empobrecidos como el nuestro únicamente reproducen. En ese sentido, nuestras celebridades locales mas destacadas son más bien ingenieros antes que científicos puesto que implementan lo que los científicos del primer mundo proponen. Esta es la razón fundamental por la que, según Figueroa, las políticas económicas implementadas en nuestro país no han tenido éxito para reducir la pobreza y que por lo tanto hacen que los países no converjan en el desarrollo mundial.

Mi crítica a esta visión es que, a pesar que ella tenga bastante asidero en la realidad académica peruana, me resisto a que esta funcione así. En primer lugar, es preciso destacar que habría que evitar caer en la falacia de la generalización o del estereotipo. No todos los intelectuales peruanos mas destacados son solo parlantes que hacen eco de las ideas propuestas por el norte, ni tampoco todos los científicos peruanos hacen meras implementaciones o aplicaciones de teorías extranjeras en nuestra realidad. En las ciencias fácticas tenemos a Pedro Paulet, en las ciencias médicas ubicamos a Daniel Alcides Carrión, en las ciencias sociales destacan Víctor Raul Haya de La Torre, José Carlos Mariátegui y en la actualidad Adolfo Figueroa, Javier Iguíñiz, entre otros. Debe haber muchos otros intelectuales y científicos destacados que no conozco particularmente (ver una lista aquí), y este es el punto particular que motiva el titulo del presente post.

El gran premio internacional otorgado a las principales ramas del conocimiento humano es el llamado Premio Nóbel. No es el único premio global, pero si es el mas importante. De acuerdo con el sitio web oficial de este premio, cada año desde 1901, los premios Nóbel han estado dedicados a reconocer los logros más importantes en física, química, medicina, literatura y paz. Posteriormente, en 1968 se agregó el premio a economía lo que en estricto significa que esta rama de la ciencia no estaba considerada dentro del testamento de Alfred Nóbel. Si consideramos ver las estadísticas respecto de quienes son los individuos premiados encontraremos algunas cuestiones interesantes. En primer lugar, estos premios han sido otorgados a 758 individuos y 18 organizaciones, en algunos casos más de una vez han repetido el premio. Segundo, el más joven de los individuos premiados ha tenido 25 años, mientras que el más viejo ha tenido 88 años. Tercero, el premio ha tenido un sesgo a favor de los varones pues solo 33 mujeres han sido premiadas con el Nóbel. Una cuestión que me llamo la atención es que ellas han sido premiadas fundamentalmente por sus aportes a la literatura y la paz y no tantos premios existen por sus contribuciones en las ciencias exactas o en economía. Cuarto y último, es que prácticamente ninguno de estos premios (me refiero los científicos, pues los de literatura y paz parecen tener una cuota incluyente de personajes latinoamericanos o desde otra perspectiva incluyente de mujeres) ha sido otorgado a un latinoamericano, ni menos por cierto a un peruano o peruana.

¿Por qué esto es así? Según algunos documentos de investigación ello parece depender de la idea que comente al inicio: los científicos laureados por el premio Nóbel por lo general han sido tan frecuentemente citados en, por lo menos, los últimos veinte años que ellos se encuentran ubicados en el 0.1% superior de sus respectivas áreas de estudio (Texto tomado de la web de Thomson Corporation, traducción libre). De hecho existen ya algunos estudios realizados que vinculan la frecuencia con que son citados los científicos mas destacados del mundo y su probabilidad de ser nominados a los premios Nóbel (Véanse por ejemplo, los estudios de Eugene Garfield).

¿Pero quienes son los que los citan? Evidentemente, existe toda una masa crítica de científicos que viven en los países del norte que citan con notable frecuencia a los científicos más destacados de sus espacios académicos. Esto repercute en la formación de un mercado monopólico del conocimiento mundial que redunda en el notable sesgo que manifiesta la adjudicación repetida del premio Nóbel, al igual que otros premios y reconocimientos globales, a los científicos que viven o se mueven exclusivamente en los países del norte. No obstante, lo peor no se encuentra en esta constatación. Cada vez que los científicos e intelectuales de nuestros países citan los trabajos realizados por sus respectivos pares en los países más desarrollados ayudan a que el sistema monopólico del conocimiento y sus respectivas recompensas perduren. Le rinden culto.

Esta situación no siempre fue así, al menos para las ciencias sociales. La última vez que América Latina hizo una propuesta intelectual independiente con un cuerpo teórico sólido y capaz de competir con las provistas en los países industrializados fue durante los años cincuenta: Raul Prebisch, Osvaldo Sunkel, Andre Gunder Frank, Ruy Mauro Marini, Fernando H. Cardoso, Aníbal Quijano entre otros destacados intelectuales dieron forma a lo que mas adelante se conoció como la teoría de la dependencia, la que dio origen a la actual Comisión Económica Para América Latina (CEPAL). Como era de esperarse, esta teoría fue ampliamente criticada por el programa de investigación paralelo del mundo industrializado y finalmente, luego del pontificado del FMI a través de la implementación de las políticas económicas del Consenso de Washington en América Latina, la sepultó (Beigel 2006).

La actual CEPAL, de acuerdo con lo revisado hasta ahora, aparece como un polo de conocimiento importante pero no tiene el impacto político que tuvo en los cincuenta o sesenta. Quizás esto sea así por la percepción de que este se encuentra alineado con las propuestas intelectuales del Banco Mundial. Pero la verdad es que no he hecho un análisis exhaustivo de su línea de pensamiento como para dar un juicio global de este organismo. Otras propuestas que prometen convertirse en polos intelectuales competitivos que generen propuestas para los países del sur desde el sur son el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) o también la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). No obstante, ellas aun no están consolidadas ni tienen el empuje necesario porque todavía son un programa degenerado en el sentido propuesto por Lakatos, es decir, que su crecimiento empírico todavía rebasa al teórico.

A nivel de nuestro territorio peruano, hablando siempre en el marco de las ciencias sociales, solo contamos con el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) como centro de discusión de la intelectualidad peruana. Puede destacarse tambien otras iniciativas (¿Qué ejemplos podríamos citar?) pero aun no me parecen tan importantes como para generar un programa de investigación importante (ver aquí para otras ramas de la ciencia). Creo que esta organización tiene una buena propuesta de motivación de la investigación peruana. Sin embargo, los enfoques privilegiados son fundamentalmente los emanados de la teoria economica estandar ya que el financiamiento proviene de la cooperación del norte. Creo que esto no es necesariamente malo, sino inoportunamente bueno en el sentido propuesto por este artículo: no permite generar una masa crítica intelectual independiente. Con todo, desde el punto de vista del bienestar, es mejor contar con un segundo óptimo que ninguno.

¿Cómo pasar, usando la terminología de Imre Lakatos, desde un programa degenerado hacia un programa de investigación progresista cuyo contenido teórico supere al crecimiento empírico? En nuestro escenario microlocal, propongo la siguiente campaña: “Cite a un peruano”. Ello no significa que uno tenga que dejar de lado las fuentes bibliográficas de los teóricos del primer mundo. Lo que trato de promover con esta campaña es que el Perú proponga su propio programa de investigación que de lugar a políticas económicas y sociales surgidas de nuestra propia reflexión frente a nuestra realidad. Para mi, es del todo criticable que solo nos especialicemos en leer e interpretar a nuestra sociedad con una misma lente; es preciso que propongamos alternativas viables y útiles para reinterpretar al Perú, América Latina y por que no, al mundo entero.

Esta estrategia exige más que solamente citar a otro peruano, o a otro latinoamericano. Exige que haya una voluntad fehaciente en hacer que las nuevas generaciones compartan este mismo espíritu para que realmente se pueda construir algo duradero. Probablemente, ninguno de los teóricos latinoamericanos de antaño se propuso generar libros de texto básicos para la universidad, tarea en la que si se han visto involucrados los teóricos del primer mundo. Es hora de que se pueda implementar una estrategia como esta. Pero habrá que comenzar por establecer los valores fundamentales de nuestros paradigmas y luego compartirlos y desarrollarlos. Quizás en un futuro muy próximo se podrá quebrar el monopolio mundial del conocimiento y sus recompensas y con ello lograr una mayor integración social globalizada.

Por el momento, hay que comenzar por algo y esta es mi propuesta: “Cita a un científico peruano”. Los problemas con los que esta iniciativa se toparía son muchos por cierto, pero aun asi creo que ella junto con la herramienta de la Internet pueden lograr un efecto positivo importante para nuestra masa crítica intelectual y sus posteriores recomendaciones e implementaciones de política tecnológicas, económicas y sociales.

¿Te sumarías a esta propuesta?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Científico? Eso esta difícil.

Anónimo dijo...

Hola, en Radio France Internationale hablaron de Pedro Paulet, qué orgullo: les paso el link para que oigan la entrevista http://mundopaulet.blogspot.com/2009/01/paulet-en-radio-france-internationale.html

Anónimo dijo...

Raul, tienes muy buenas intenciones pero aun estas 'colonizado', critica tu 'conocimiento' leyendo mas a Derrida, Foucault o Fanon, o tal vez algo de Freire o Mignolo, que se yo. mira la realidad desde diferentes perspectivas, la economica y cientifica son algunas pero por si solas son muy limitadas. luego, a partir de ahi veras que contribuir a la ciencia desde Latino America sera mas facil, saludos cordiales.