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miércoles, enero 03, 2007

Chanfainita profesional

Hace unos momentos he recibido la iniciativa legislativa de la bancada fujimorista que busca matar tres pájaros de un tiro: en primer lugar, romper con el monopolio de las plazas magisteriales de primaria y secundaria reservadas solamente para los egresados de las Facultades de Educación y de los Institutos Pedagógicos; en segundo lugar, dar empleo a los miles de profesionales de carreras distintas a la docencia; y, en tercer lugar, elevar el nivel de competencia para mejorar la calidad de la educación básica en nuestro país.

Me pregunto si las premisas de esta iniciativa son válidas. Y si estas, independientemente que sean válidas o no tienen visos de solucionar los problemas que esta iniciativa identifica.

En primer lugar, es menester indagar si el problema de la calidad de la educación básica en nuestro país se debe al supuesto monopolio de los que estudian y se gradúan en la docencia para nuestros niños y niñas. Basta comparar el porcentaje de presupuesto del sector público dedicado a la educación en nuestro país con el de nuestros países vecinos para darnos cuenta que enfrentamos un problema de presupuesto antes que de monopolio. Y el problema de presupuesto tiene que ver con invertir en una mejor infraestructura de los colegios, una adecuada remuneración de los profesores según su productividad y el aumento de los soles destinados a la preparación de futuros docentes y la actualización permanente de los actuales. Si tenemos mejores profesores, tendremos mejores estudiantes. No obstante, cabe recordar que se ha demostrado por innumerables investigaciones que es preciso también contar con estudiantes bien nutridos para obtener los resultados deseados. Osea que tenemos un componente adicional en el cual es preciso destinar más recursos para mejorar la calidad educativa: la nutrición infantil.

En segundo lugar, el así llamado problema de monopolio de las plazas de docencia al que alude la bancada fujimorista no es del todo cierta. No tengo los datos a la mano, pero es bastante conocido que muchas de las plazas ocupadas por los docentes de nuestro país no necesariamente han estudiado la carrera pertinente. Muchos de ellos han estudiado en un ISP como una segunda carrera o como una especialidad complementaria. Otros simplemente han sido asimilados por diversos microprocesos que serian interesantes de analizar. Así que de cierta manera, si la iniciativa prospera, es probable que se produzca una redistribución agresiva de la masa de profesores en favor de otras especialidades en los que supuestamente habría un personal mejor preparado. Mi recomendación sería establecer primero un trabajo piloto para ver que efectos concretos se obtienen de una iniciativa como esta antes de implementarla a nivel nacional y obtener resultados imprevistos.

En tercer lugar, por qué se habla de un problema de monopolio si estamos más bien ante un sector estructuralmente especializado en el mercado laboral? Si el argumento esbozado fuera cierto, entonces habría que incentivar la competencia entre el cuerpo de médicos del MinSa o Essalud dejando que los profesionales desempleados de antropología o contabilidad puedan postular a las plazas respectivas. O por qué no incrementar la eficiencia del poder judicial aperturando a la competencia por las plazas de este sector a los ingenieros o los nutricionistas desempleados y así lograr ese objetivo? Esta claro que esta propuesta demuestra un verdadero sin sentido. Esto sin embargo no quiere decir que pueda haber complementación entre algunas especialidades para cargos específicos.

En cuarto lugar, habría que preguntarse si los profesionales de otras carreras estarían dispuestos a competir en masa en un sector como el de la docencia escolar. Para comenzar, es bien conocido que el costo de oportunidad de un desempleado sería encontrar un empleo acorde a su profesión en la rama de actividad que fuera. En el Perú, sin embargo, una vez sufrida la crisis de fines de los ochenta, se encontró que los profesionales bajaron sus umbrales de costo de oportunidad. Muchos se convirtieron en microempresarios informales, otros se dedicaron a ser taxistas, otros trabajaron en empleos dignos que no tenían nada que ver con la profesión que habían estudiado. La pregunta en este punto es: Están las plazas de los docentes en un nivel envidiable en el escalafón de empleos? Por el tipo de remuneración que reciben, no lo creo.

Aunque es probable que varios profesionales con una mejor preparación en matemáticas o ciencias que los 'docentes naturales' se sientan tentados a trabajar como docentes en primaria o secundaria, está claro que el Estado estaría subempleando a estos profesionales. Eso no contradice que algunos sientan que esa era verdaderamente la profesión de su vida y entonces se sientan realizados a pesar de la remuneración recibida, pero entonces existirían algunos comportamientos de masa que podrían ser aprendidos en lo particular. Un profesor puede razonar que si le pagan menos que de lo que percibe que deberían pagarle, porque habria de esforzarse más, si el resto de docentes no lo hace. A veces un sistema deteriorado incentiva a que los pocos nuevos elementos diluyan sus potencialidades debido a la baja remuneración.

Finalmente, el débil análisis costo beneficio de esta iniciativa ya sería un muy estéril criticarlo pues resulta de un mero copy-paste del resto de iniciativas presentadas en los últimos años. Es evidente, que los costos en términos de conflictos entre los docentes miembros del monopolio del SUTEP o cualquier otra subcultura entre ellos versus el gobierno por implementar esta iniciativa pueden ser onerosos. Tampoco se ha medido realmente cuanto se espera mejorar supuestamente la calidad de la educación. Si antes estábamos en la cola de los países evaluados por el PISA 2000, con la implementación de esta iniciativa, cuantas posiciones ascenderemos? O si el promedio de calificación escolar es 05, 09 o 12, pasaremos a 13, 15, 16?

Es necesario que el Congreso promueva un mayor conocimiento empírico y experimental sobre el tema antes de implementar esta iniciativa, o en todo caso para establecer que mejoras se podrían hacer para asegurar su efectividad en términos de la calidad educacional de nuestros niños y niñas. Mi propuesta final sería que podría haber una cuota de profesionales que si por vocación desean competir en ese terreno, puedan acceder a los tales sin discriminación alguna previa calificación complementaria a través de algún programa que le prodigue las competencias de docencia mínimas para que ejerza su función. Esa cuota puede comenzar con un 1% en zonas tipo a fin de medir el impacto en la mejora de la calidad educativa. Si prospera, entonces puede avanzar la cuota, sino, es mejor invertir en los bueyes con que aramos.
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Nota al lector: No tengo nada contra la chanfainita. De hecho, es un señor plato típico de nuestra cocina peruana que he disfrutado varias veces de las manos de mi madre. No obstante, a veces se suele utilizar esta palabra para dar una idea de un revuelto de ingredientes, en este caso, de las profesiones. Provecho a quien desee probarlo.

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