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martes, agosto 26, 2008

Persistencia de la pobreza y la desigualdad en América Latina

La presente ponencia pretende explicar cuáles han sido las estructuras sobre las cuales se ha montado el proceso persistente de producción de la pobreza y desigualdad latinoamericanas. Se parte de la hipótesis de que el modo de inserción de estas economías en la economía internacional, se hizo en el marco de la conquista de América por la Europa del siglo XVI, lo que trazó la pauta sobre la cual se desenvolvería el estilo de desarrollo económico, político y social de las nacientes sociedades de nuestra región. Este modelo de inserción original, básicamente, no ha sido cambiado, sino mas bien ha sido adaptado a los nuevos tiempos lo que ha provocado que los problemas de pobreza y desigualdad persistan a través de las distintas épocas.


Ni bien se instalaron las primeras colonias europeas en Sudamérica, se privilegió la elección de un modelo de intercambio que sentaba las bases para la inequidad. Un modelo que fomentaba un estilo de crecimiento económico que establecía relaciones asimétricas con el Nuevo Mundo en términos de la orientación productiva que los nuevos países deberían tener, el tipo de financiamiento al que podían acceder para impulsar el desarrollo de sus territorios y el tipo de intercambio comercial que debían ofrecer hacia el mundo de aquel entonces para que fuera atractivo hacer negocios con sus países.


  • Sobre la orientación productiva: Latinoamérica estuvo condicionada desde la conquista hacia la producción de bienes primarios que sirvieron para los objetivos de desarrollo de Europa: el abastecimiento de alimentos para una población que afrontó por aquel entonces la crisis malthusiana (hambrunas y pestes), la provisión de insumos baratos para la transición de la economía europea hacia la industrialización (guano y salitre) y el suministro de metales preciosos para fortalecer la economía monetaria y financiera de esta región.

  • Sobre el tipo de financiamiento fomentado en la región: el problema de la deuda latinoamericana no se originó en los años ochenta, sino más bien, tuvo su génesis con los préstamos iniciales obtenidos por las nacientes repúblicas criollas latinoamericanas del siglo XIX. Estas sirvieron para financiar las grandes obras públicas orientadas al transporte eficiente -a través del ferrocarril- de los bienes primarios extraídos por los enclaves mineros asentados en los Andes para su posterior exportación. Esto contrastaba con el rol integrador e impulsor del capitalismo que tuvo el ferrocarril en América del Norte o la propia Europa, en torno a la economía del carbón y el vapor. Estas inversiones distrajeron recursos importantes para cubrir las necesidades postergadas de invertir en sectores sociales clave para lograr un desarrollo económico más armónico y equitativo: salud y educación.

  • Sobre el patrón de intercambio: el que las economías latinoamericanas se especializaran en la provisión de materias primas para el Viejo Mundo, y que en retorno, se dedicaran a importar los bienes manufacturados desde allí, inhibió las posibilidades de desarrollo manufacturero orientado a la dinamización de un mercado interno, eliminando a su vez las posibilidades de crear un sector obrero asalariado que pudiera convertirse eventualmente en una clase burguesa pujante y demandante de nuevas ideas, nuevas transformaciones y sobre todo de libertad para expresar y seguir el rumbo que quisiera seguir para su desarrollo.


Lo más lamentable de estos procesos descritos, es que los Estados latinoamericanos no se privilegiaron del proceso de acumulación vivido desde la conquista, puesto que los impuestos fueron remitidos hacia las coronas Europeas limitando las posibilidades de las nacientes sociedades latinoamericanas para construir sus respectivas naciones. Por su parte, las pocas ganancias que permanecieron en estas latitudes fueron la base material para la instalación de un conjunto de oligarquías que buscaban ser protegidas de los embates de ultramar con privilegios y facilidades otorgados por sus respectivos Estados. Con esto, los proyectos de desarrollo nacional o regional nunca fueron concebidos en su real dimensión para integrar a las distintas sociedades -esto es, las indígenas y/o nativas- que convivían en sus territorios.


En resumen, el patrón de evolución de las dimensiones señaladas: la producción, el comercio, el financiamiento e incluso las ideas, han estado condicionadas por el modo de inserción a la economía internacional en el marco de la conquista de Europa al Nuevo Mundo, provocando un estadio de permanente generación de pobreza y desigualdad que serán muy difíciles de remontar a menos que se elija entrar a un proceso de crecimiento, comercio y financiamiento del desarrollo alternativos para la América Latina del siglo XXI.


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Versión extendida de la ponencia presentada a Clacso - Crop.

Buenos Aires - 19 de agosto de 2008

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