Una iniciativa legislativa pretende (1395-2006-CR), no se cuán en serio o cuán en broma, implementar la enseñanza de al menos una hora lectiva de ajedrez como una vía para mejorar el rendimiento académico de nuestros escolares, en especial en el área lógico matemático. Aunque hay algunos estudios realizados fuera de nuestro país (con realidades muy urbanas y de nivel de vida aceptable) sobre el tema en específico (ver aquí un breve compendio), la única hipótesis que ha sido comprobada en nuestro país es que el rendimiento escolar se encuentra explicado por múltiples factores, los cuales han sido agrupados en dos niveles: los socioeconómicos y los antecedentes familiares. La autora (Gabriela Carrasco, 2005, descargar aquí) tiene varias conclusiones interesantes que guían en un sentido más racional y objetivo la política educativa, lo que contrasta con la ridícula iniciativa legal presentada por el parlamentario Torres Caro. A continuación presento parcialmente algunas de ellas (cursivas mías):
Las causas del ausentismo escolar han sido abordadas por diferentes estudios, lidiando con temas como el trabajo infantil, las inequidades de género, entre otras razones. En ese sentido, la recomendación dada por la autora es evidentemente, muy competente para resolver un conjunto de problemas reales que afectarán positivamente el rendimiento académico.
Pero recomendar y obligar que se provean de tableros de ajedrez y horas lectivas preciosas para niños y niñas que ni siquiera pueden ir a la escuela, y si van, lo hacen con el estómago vacío, es algo realmente sin sentido.
[...] se observó que existen factores escolares que elevan el promedio escolar, pero no precisamente disminuyen las diferencias en los resultados escolares entre los alumnos de diferentes clases sociales, razas, etc. Es el caso de esta investigación, [...] la buena calidad de la infraestructura de la escuela, por un lado, impacta positivamente en el rendimiento escolar y por el otro aumentan la desigualdad en los resultados escolares entre los alumnos con diferente nivel socioeconómico. De acuerdo con estos resultados [...] la escuela, en general, estaría actuando como un ente reproductor de las desigualdades sociales, lo cual es totalmente indeseable. En ese sentido, la política educativa debería estar orientada a elevar la calidad en un marco de equidad.No todos los alumnos tienen afición por el ajedrez. Ni tienen por qué tenerlo. Otros deportes de mesa también podrían ser considerados. Pero en el límite, la mejora de la calidad de la enseñanza va por el lado de los propios contenidos provistos por los maestros, algo que el MINEDU se ha propuesto abordar con seriedad desde hace muy poco.
[...] La baja calidad y los problemas de acceso a los recursos físicos y educativos como factor limitante del desempeño académico, ha sido reportado por diversas investigaciones. De ese modo, el Estado debería dotar a las escuelas de materiales educativos y de condiciones físicas adecuadas, dando prioridad a las más necesitadas. Sin embargo, esta medida per se no garantizará la mejora de la calidad de la educación, es preciso que vaya acompañada de otras políticas públicas.Una visita a las escuelas de algunas zonas marginales, sólo alrededor de Lima, nos servirá para darnos cuenta de las deficiencias que existen frente a escuelas ubicadas en zonas más céntricas.
[...] El absentismo de los alumnos es un problema común en muchas escuelas. Los estudiantes que frecuentemente no asisten a la escuela, no solamente pierden la oportunidad de aprender y de socializarse, si no también pueden comprometer una carrera futura, estudios, relaciones sociales, etc. [...] [Varios estudios] encontraron que la asistencia asidua a la escuela tiene un efecto positivo sobre el rendimiento y la equidad. En ese sentido, las políticas que aseguren e incentiven la asistencia de los alumnos a la escuela debería ser uno de los objetivos de la política educativa. Un ejemplo de ese tipo es el programa Bolsa-Escola implantado en el Brasil. Este programa consiste en dar una una subvención económica a las familias de extrema pobreza a cambio de que sus hijos (entre 6 y 15 años) asistan a la escuela.
Las causas del ausentismo escolar han sido abordadas por diferentes estudios, lidiando con temas como el trabajo infantil, las inequidades de género, entre otras razones. En ese sentido, la recomendación dada por la autora es evidentemente, muy competente para resolver un conjunto de problemas reales que afectarán positivamente el rendimiento académico.
Pero recomendar y obligar que se provean de tableros de ajedrez y horas lectivas preciosas para niños y niñas que ni siquiera pueden ir a la escuela, y si van, lo hacen con el estómago vacío, es algo realmente sin sentido.
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