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lunes, junio 04, 2007

¿Cuán sensible es la pobreza al crecimiento?

El nuevo Marco Macroeconómico Multianual (MMM) publicado por el MEF, para los años 2008 al 2010, presenta -como ya lo ha venido haciendo desde hace varios años- la estimación de los principales indicadores macroeconómicos de nuestro país, incluyendo el impacto de ellos en los principales indicadores sociales. En ese sentido, una de las secciones más controvertidas e importantes del MMM es la que discute las cifras de impacto sobre la pobreza.

De acuerdo con este nuevo MMM, un crecimiento de la economía del 7% anual, equivalente a un incremento del PBI per cápita del 5%, reducirá la tasa de pobreza en alrededor del 2% en un año. Con estas cifras es probable que el gobierno aprista se despida señalando que la pobreza alcanzó un respetable 45% de pobres para fines del 2011. Esto será así, siempre y cuando, se mantengan los siguientes supuestos: la desigualdad económica y social no empeorará, el crecimiento no decaerá por debajo del 7% en ninguno de los próximos 5 años, el boom exportador de la minería y otros sectores dinámicos continuarán con un entorno internacional favorable, se mejorará la calidad del empleo de manera progresiva, y finalmente, el aprismo respetará la disciplina del tesoro público.

Dos problemas potenciales pueden hacer agua a este maravilloso panorama: el comportamiento bivalente de la elasticidad de la pobreza y el problema del coeficiente de Okun. El primer problema tiene que ver con la poca sensibilidad de la pobreza para reducirse durante un periodo expansivo de la economía y la extrema sensibilidad de ella para aumentar en un periodo recesivo. Hace algún tiempo calculé la elasticidad crecimiento pobreza para los años ochenta y noventa. Allí encontré que la pobreza se reducía en 0.2% en promedio durante un periodo de crecimiento, mientras que se incrementaba en un poco más del 2% cuando aparecía un periodo de recesión económica. Si jugamos un poco con las cifras podríamos decir que, aproximadamente 11 años continuos de reducción de la pobreza, logrados por un contexto de crecimiento económico vigoroso, podían ser diluidos por un sólo año de recesión económica.

El segundo problema tiene que ver con la relación entre el crecimiento económico, la creación de empleo y la pobreza. Sólo es posible reducir la pobreza si el crecimiento impacta tanto en la creación de nuevos empleos y en el mejoramiento de los ingresos de los ya existentes. Pero no todo el crecimiento se transforma en nuevos empleos o ingresos. El indicador que mide este grado de "conversión" se llama coeficiente de Okun. Gonzáles (2002) en un estudio realizado para la Universidad de Stanford reporta que este coeficiente era 0.15 para el caso del empleo peruano. Otras mediciones las ha realizado Garavito (2002) de la PUCP, quien reporta un coeficiente de 0.08; y también yo hice otra, ese mismo año para un estudio en desco, estimando el indicador en 0.12. En cualquiera de los tres casos, y comparado con otros países latinoamericanos (Colombia 0.52, Chile 0.36, Venezuela 0.32, Brasil 0.18), podemos apreciar que el Perú es un país donde el crecimiento económico tiene un bajo impacto en la creación de empleos.

Antes de dar por concluida la anterior explicación es preciso acotar lo siguiente. El coeficiente de Okun solo funciona a partir de cierto nivel de crecimiento económico. De acuerdo con algunas estimaciones, este debe ser a partir del 3%. Esta tasa de crecimiento sería la mínima necesaria para absorber el crecimiento natural de la PEA. No obstante, algunos estiman que este nivel es mayor, ya sea 5 o 7%. No he tenido oportunidad de revisar de dónde provienen esas estimaciones mínimas a ser superadas por el coeficiente de Okun para que éste recién funcione. Pero supongamos que la valla sea 5%, es decir la tasa promedio estimada por los MMM anteriores al actual. Podemos decir que por cada punto de crecimiento económico por encima de ese valor, apenas un 12% se transformará en empleo. De aquí se explica la conexión con la elasticidad crecimiento pobreza. Si es difícil crear empleo ante una fase expansiva del PIB, será aun mas difícil reducir la pobreza si no se supera la valla del 5%.

El problema del bajo impacto de la pobreza ante el crecimiento se debe a la poca sensibilidad del empleo ante este último. Mientras que nuestra economía no resuelva este problema, veremos que el crecimiento no será una herramienta efectiva para resolver el problema de la pobreza en nuestro país. Cualquier proceso recesivo, originada por cambios en el contexto internacional por ejemplo, volverá a poner la situación crítica y estaremos donde comenzamos. Creo que una medida concreta tiene que ver con promover una transformación de la estructura productiva de nuestro país. No podemos depender únicamente del crecimiento sobre la base de la minería o la especulación. Es necesario redistribuir las rentas que estas actividades generan para formar una base productiva manufacturera invirtiendo en capital humano masivo, de la mejor calidad.

Las posibilidades de lograr un escenario favorable y sostenible en los próximos 20 años son buenas, si se aprovecha la oportunidad que se tiene en la actualidad. Hay que revisar la experiencia holandesa para ver que lecciones nos sirven en ese sentido.




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