Acabo de leer un post, cargado de una apasionada inspiración crítica hacia uno de mis últimos artículos, escrito por un compatriota nuestro estudiando su doctorado en la Universidad de California en Berkeley. Su nombre, Stanislao Maldonado. Sus blogs revelan dos de sus facetas con las cuales se manifiesta en la internet: la del justiciero intelectual Asesinato en el margen, y otro, la del fracasado literato y filósofo, La ultima soledad del ser.
Fuera de la blogósfera, se encuentra una notable producción académica de parte de Maldonado (ver su web personal aquí). Sus temas abordan cuestiones de importancia social y política como son la pobreza, la desigualdad de oportunidades y la exclusión basado no sólo en el agudo uso del razonamiento filosófico sino también del análisis estadístico de la evidencia como sólo un economista sanmarquino, con sólidas básicas econométricas puede hacer. Se puede destacar algunos trabajos suyos relacionados con la población con discapacidad que me parece revela, prima facie, a una persona con mucha sensibilidad por los menos favorecidos. Su autodefinición como liberal de izquierda o social liberal pueden ser poco justos con las elevadas preocupaciones humanas que revelan su producción intelectual.
Respecto a las observaciones apasionadas que redacta Maldonado sobre mi artículo "El inei subestima la desigualdad" entre otros más, tengo que señalar lo siguiente:
1. Sobre los supuestos errores de interpretación. Los artículos representan mi particular punto de vista sobre la realidad peruana (y últimamente, de otras regiones que voy visitando) basado en conjeturas, evidencias, opiniones de terceros que voy recogiendo coyunturalmente en torno a ella, según mi modesta opinión. Los post, son un medio para ir formulando y exponiendo mis ideas con libertad, guardando las buenas formas, hasta donde sea posible. Digo esto porque de alguna manera en el curso de la exposición y el diálogo se revela la posición política o la percepción de quién o qué es legítimo y qué no. Algo del cual no escapa mi comentarista más apasionado. Más allá del instrumental técnico que se utilice, importa lo que uno piensa. Y sobre esto, mi querido Stanislao, no hay "error de interpretación". La realidad puede tener múltiples interpretaciones y todas pueden ser igualmente válidas y cada quien tiene libertad para suscribir, o discrepar porque hay libertad para hacerlo.
2. Sobre la politización del INEI. Este es un problema que ha sido señalado en varias oportunidades por analistas económicos y sociólogos peruanos de diversas vertientes; pero nadie ha escrito sistemática y seriamente sobre el asunto porque creo que en parte, es parte de la forma de ser del peruano. Se ventilan las críticas en los pasillos, o en las piletas, pero se guardan las formas tanto en las publicaciones como en la mesa de exposición por un temor colectivo al qué dirán "los de arriba". Por eso tienen tanta fama y admiración los pocos peruanos que cuestionan con vehemencia el status quo y pillan a sus detractores en sus incoherencias más sutiles como son Mario Vargas Llosa, César Hildebrandt o Jaime Bayly.
Al margen de ello, sin embargo, se debe reconocer la calidad profesional de muchos técnicos y economistas de reconocida trayectoria que con su participación pretenden lograr que el INEI sea un microuniverso lo más objetivo posible a pesar de su elevado nivel de injerencia/dependencia política del Ejecutivo. Para comenzar, el INEI depende orgánicamente del Ejecutivo. Esto hace, como he señalado en varias oportunidades que cada Jefe del INEI tenga una tasa de rotación asociada al cambio de gobierno en los últimos 20 años (no he evaluado más atrás). Y en el último gobierno, el caso más patético de injerencia política ha sido que el Ejecutivo decidió borrar de la historia política y económica un censo y una encuesta (el Censo de Población y Vivienda 2005 y la Encuesta Continua de Hogares que se aplicó sólo el 2006) para reemplazarla por un nuevo Censo el 2007. Esta decisión echó por tierra uno de las herramientas piloto más novedosas y útiles para combatir la pobreza en nuestro país, a pesar de los buenos técnicos y asesores a los que el Instituto recurre frecuentemente.
Adicionalmente, se encuentran los cuestionamientos a la medición de los precios y la inflación con una canasta desactualizada, la medición del PBI con una estructura desfasada, entre otros indicadores que mejor no sigo, porque si no, tendría que revisar mi argumento sobre el reconocimiento a la calidad profesional de los técnicos del INEI. Tal vez sería mejor decir quienes si lo merecen y quienes no para evaluar la producción técnica del mismo. Pero en lo que concierne a la cuestión de mayor relevancia política coyuntural, es decir, la pobreza y la desigualdad, el INEI, tiene varios problemas que no han sido resueltos y que, algunas soluciones privadas, en el margen, pueden ayudar a echar luz sobre el tema.
Lo que si lamento es que, Stanislao, en vez de atender a mi pregunta sincera del final del post aludido, se dedique a buscar como ridiculizarme llenándose de gráficos y frases justicieras en honor a la objetividad que el carece al redactar ese post.
3. Sobre el grado de sustitución entre la encuesta de Apoyo y la Encuesta de Hogares. La ilustrativa descripción que hace Maldonado sobre los niveles de error y representatividad que tienen los diferentes tamaños muestrales de ambas fuentes me parecen pertinentes para mejorar la discusión. Pero son secundarios frente al punto señalado por mi artículo. En rigor, ambas fuentes son inconmesurables pues tienen objetivos y marcos teóricos distintos. Mientras que la encuesta de Apoyo busca evaluar la capacidad de consumo de los ricos y eventualmente, del resto de estratos socioeconómicos de la población; la Encuesta de Hogares tiene como objetivo medir el nivel de vida de la población, básicamente la media y la pobre. La primera produce un bien privado, la segunda uno de carácter más público.
No obstante, creo que un elemento que puede integrar ambas fuentes, y eventualmente ser un lugar común para el debate, es el tema de la desigualdad. Algo que tanto Stanislao, como yo, coincidimos como tema de interés para analizar. Podemos discutir sobre la mayor o menor precisión de ambas herramientas, y también sobre la lectura que hagamos de ellas. Asi que ¿Por qué se enroncha tanto? ¿Por no coincidir con su autopercepción de objetividad? ¡Por favor!
En suma, creo que de alguna manera me siento halagado por cómo Maldonado ha considerado un post entero para criticarme. Y he podido detectar que en otro post más bien me cita para validar sus resultados. Pero, creo que podría ser un poco menos fanático en su presunción de tener "la verdad" correcta. Los reconocimientos a veces hacen que uno pierda el foco sobre la responsabilidad que nos da la legitimidad. Es algo con lo que lucho internamente, pero a veces también me apasiono. Y eso es normal en tanto jóvenes.
Otra cosa, antes de terminar. Un mensaje personal a Stanislao. Tu link sobre el archivo de excel esta "roto" pues baja algo que luego al abrir aparece en blanco absoluto. ¿Puedes enviarmelo por email por favor?.
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