Uno de los efectos esperados del incremento del salario mínimo sobre el mercado de trabajo es el llamado "Efecto Farol". Este es uno de dos de los impactos concebidos por Nathan Foguel, el economista brasilero que propuso esta teoría de la siguiente manera (traducción libre del siguiente documento de trabajo, pág. 11, énfasis mío):
El primero, que llamaremos efecto precio, que está asociado al papel que el salario mínimo cumple como precio del factor trabajo no calificado en el sector formal. El segundo, que ha sido denominado efecto farol, el cual está relacionado con el papel desempeñado por el salario mínimo como un indexador mínimo de una serie de otros precios de la economía y del mercado del trabajo. Ambos tipos de efectos generan alteraciones en diversas variables, aunque no necesariamente en la misma dirección.En Perú, se ha buscado comprobar si el salario mínimo se ha comportado como un faro para dos casos en particular: para los salarios medios y para el nivel de precios. El caso del nivel de precios será analizado en un siguiente post. En este artículo abordaré la relación del salario mínimo con los salarios medios. Para tal fenómeno, he encontrado los siguientes estudios (esta recopilación la realicé a través de una consultoría para el MTPS):
Como se podrá apreciar, el salario mínimo tuvo su carácter indexador entre 1971 y 1985 y 1993 al 2002. Esta conclusión pudo obtenerse gracias a repetidas pruebas empíricas realizadas con el test de causalidad ideada por Granger.
Lo anterior significa que, si bien es cierto el incremento del salario mínimo puede beneficiar en el muy corto plazo a una fracción pequeña de la mano de obra que percibe este ingreso (o una proporción exacta de él), esta política generará un incentivo o una señal al resto de la economía para que incremente también sus salarios medios, tanto para el sector formal como el informal.
Aunque lo anterior es particularmente positivo para nuestra economía, aún no queda claro si el incremento del SM beneficiará específicamente a los trabajadores del sector informal. El único estudio que busca hacer una aproximación a este problema es el realizado por Jaramillo, investigador de GRADE, quien utiliza una doble estrategia para evaluar estos impactos: el gráfico, a través de las curvas de densidad de Kernel; y, el econométrico.
De la primera estrategia, Jaramillo realiza la siguiente observación (pdf) a partir de una evaluación de los incrementos del SM en 1996-1997 y en noviembre de 2003, (pág. 19, énfasis mío):
En suma, parece que la distribución de ingresos laborales del sector formal se adapta en el corto plazo a cambios del salario mínimo, mientras el sector informal no lo hace con la misma rapidez.No se Uds. pero no veo un cambio significativo en las curvas. Incluso aparecen algunos comportamientos que contradicen la teoría. Así que no sé donde extrae Jaramillo tal aseveración. Con todo, reproduzco el gráfico de la pág. 20 para que puedan evaluar Uds. mismos lo que sucedió.
De la segunda estrategia, los resultados obtenidos mueven al investigador a realizar la siguiente observación (pág. 25, énfasis mío):
En general, se encuentran pocos efectos significativos del incremento del salario mínimo. Particularmente, no se verifican efectos significativos en el sector informal ni en el de trabajadores independientes. Los únicos efectos significativos se dan en el sector formal, entre los trabajadores con ingresos alrededor del nivel del salario mínimo antes del alza. En efecto, se verifica un efecto positivo sobre los trabajadores atrapados entre el nivel inicial y aquél luego del incremento.En resumen, podemos concluir que tenemos poca evidencia para evaluar si el salario mínimo se comporta como un faro para el resto de remuneraciones de la economía, en especial para el sector informal. Al parecer, los únicos que se beneficiarán son los trabajadores que perciben ingresos en la vecindad del salario mínimo. Esto es así porque muchos de estos trabajadores reciben bonificaciones por cuotas u horas extras, algo que puede salir de una exploración cualitativa de cómo se paga al trabajador de sectores altamente competitivos como los textiles exportadores.
Debo anotar, adicionalmente, que las pruebas realizadas por Jaramillo, sólo corresponden a lo que sucede en Lima Metropolitana, pues las encuestas con que trabajó son las EPE, especializadas en medir el empleo en este ámbito de manera exclusiva. Con esto pretendo señalar la limitada esfera de evidencias que tenemos para establecer políticas a nivel nacional como lo es el salario mínimo.
A pesar de todo lo revisado, creo que no se ha probado con contundencia la naturaleza "farol" del salario mínimo. Espero que en esta nueva oportunidad en que se va a incrementar el salario mínimo podamos medir con precisión que sucederá, en un contexto generalizado de crecimiento económico sostenido. Quizá sea útil evaluar el camino seguido por Foguel para evaluar este fenómeno. Pero ese es un tema para una nueva investigación que opino debería hacerse en nuevo contexto: el de la descentralización.
Cada región debería tener la potestad de establecer el salario mínimo que corresponda, según la prioridad de su matriz productiva y según sus posibilidades económicas. De esta manera se podrían hacer evaluaciones experimentales más ricas que ayuden a formular políticas más importantes para las distintas realidades de nuestro país.
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