Como sea, ya el profesor alemán Georg Jellinek, había escrito en su famosa obra, Teoría General del Estado, sobre la competencia entre organismos del Estado del mismo nivel y autonomía. Según este autor, la competencia llegará a tal punto que puedan suceder tres cosas: que una destruya a la otra, que una absorba a la otra ó que una haga que la otra sobreviva pero que sea como si no existiera. No obstante, la teoría de las relaciones intergubernamentales desarrollada por los académicos de Estados Unidos proponen que es posible que organismos del mismo rango convivan pacíficamente en tanto y en cuanto permanezcan el profesionalismo y el respeto entre los especialistas de instancias similares en una materia del gobierno. Esto no sucede en el caso del JNE ni de la ONPE. Pareciera que ambos quieren proteger su parcela, sin establecer relaciones de coordinación más allá de la época de contienda electoral.
De otro lado, detrás de la pelea entre ambos entes gubernamentales se esconde la pelea entre abogados y administradores. En este último grupo se suelen agrupar a distintas especialidades como economistas, sociólogos, ingenieros entre otros) que tienen capacidades administrativas distintivas que los abogados no manejan necesariamente. Está claro también, que los abogados tienen capacidades jurídicas distintivas que los administradores no necesariamente manejan y por lo tanto son fundamentales para el funcionamiento del Estado. Lo que pasa es que no se ha analizado empíricamente en nuestro país como hacer para que ambos grupos se entiendan y aprendan a convivir armónicamente para echar a andar las ruedas del Estado. Algo que por ejemplo ocurre perfectamente en las relaciones entre el MEF, MINCETUR y el BCRP.
Mi opinión es que debería impulsarse la investigación de las relaciones intergubernamentales exitosas y ver cuales de estas prácticas pueden ser promovidas en las relaciones de áreas del Estado conflictivas como la que protagonizan el JNE y la ONPE. Si ambas se especializan en sus funciones y mejoran sus relaciones no sólo institucionales sino entre sus profesionales enfocarían todas sus energías en problemas urgentes a resolver en la materia electoral (la fragmentación política, la relación con los partidos, el código electoral, etc).
No obstante, la realidad parece no ir por ese sentido, al menos mientras el JNE siga con su objetivo político de reunificación. Veremos pues como se resuelve este tema en los próximos días.