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martes, julio 17, 2007

FMI: En AL, gracias al GS, los ricos están mejor que los pobres

Uno de los artículos del último número de Finanzas y Desarrollo del FMI trata el tema de la calidad del gasto social en América Latina. Las aseveraciones realizadas en este son bastante duras. La primera que llamó mi atención fue la siguiente:
En América Latina, el gasto público es en gran medida ineficiente, es decir, se podrían prestar servicios superiores sin gastar más.
En Perú, la administración actual del MEF acaba de dar las directivas necesarias para implementar el Presupuesto por Resultados, el cual promete ser un avance notable en la administración pública peruana. No obstante, pasar esta fase no estará libre de problemas sobre todo de orden operativo.

Una segunda aseveración del texto de F&D es la siguiente:
El porcentaje de países con gasto procíclico es más elevado en América Latina que en el conjunto de los países en desarrollo.
Esta característica lo comparte el gasto público peruano. Cuando hay crecimiento, el gasto público aumenta y tiende a reducirse la pobreza; pero cuando hay recesión, este se reduce drásticamente y la pobreza aumenta significativamente. Esto podría calificarse como que la pobreza tiene un nivel de sensibilidad o impacto con el nivel de gasto social, el cual no ha sido calculado oficialmente para nuestro país.

La tercera observación es muy dramática, si nos ponemos a pensar en los aumentos salariales que percibieron los maestros durante la gestión presidencial de Alejandro Toledo:
Al igual que en el sector público de muchos países, durante la última década no ha habido correlación entre el aumento de las remuneraciones y la mejora de la calidad de los servicios.
En efecto, el salario de los profesores tendió a duplicarse en promedio durante el primer quinquenio de esta década; no obstante, la calidad educativa no tiene visos de haber mejorado significativamente. Sigue siendo un bien inferior e indeseable para las clases medias y para los que logran escapar de la pobreza.

Finalmente, la observación más impactante es la siguiente:
El gasto social ha tenido un efecto limitado a la hora de reducir la pobreza y cerrar la amplia brecha que separa a los ricos de los pobres. En promedio, los pobres reciben un porcentaje desproporcionadamente pequeño de los beneficios del gasto social, aunque ese porcentaje varía mucho según el programa [...]. Gran parte del gasto en enseñanza superior y protección social termina en manos de los grupos de más ingreso, en tanto que la enseñanza primaria y la asistencia social benefician mayormente a los pobres
En Perú se han realizado una multitud de mediciones acerca de los errores ocurridos a la hora de focalizar el gasto social. El término más popular de este enfoque teórico ha sido "filtración" dando a entender de que hay personas que no califican como pobres y que tratan de acceder a los beneficios de estos programas. Este es un problema que discutí en un post anterior donde argumenté que me parece difícil que una persona con un respetable nivel de vida esté compitiendo en una calle quejumbrosa por beneficios de los programas pudiendo pagarse un bien equivalente con una calidad notablemente superior.

Como sea, varias de las medidas recomendadas por el artículo que permitan mejorar la calidad del gasto pública son bienvenidas. Algunas de ellas ya se han implementado (como Juntos) y otras todavía no, pero pronto estaremos mejorando nuestro perfil, si Alan no se le ocurre hacer transformaciones imprevistas frente a la ola de manifestaciones que tiene encima.
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Para descargar el artículo de F&D entrar aquí (pdf):

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