Conocí a Javier Herrera durante un curso de estadística para la evaluación de políticas sociales en 1999, impartido por la escuela de estadísticas del INEI en conjunción con el CIES. Aprendí mucho de sus clases y de hecho, me sirvió bastante lo recibido, porque con eso, gané mi primera beca de investigación con la IDRC. No obstante, no me imaginaba el protagonismo tecno-político que iba a cobrar este economista de la PUCP, Doctorado en Francia, y Editor Científico del IRD también francés, por el manejo tan deslumbrante que hace de técnicas cuantitativas de investigación socioeconómica en el cálculo de las cifras de pobreza.
La primera vez que la sociedad peruana necesitó de sus servicios fue cuando el INEI de Félix Murillo daba cifras de pobreza cada vez menores a fines del 2000. La sociedad y la academia local rechazaban esas cifras, sobre todo por el pobre desempeño del crecimiento económico de esos años. Eran los años decadentes del gobierno fujimorista en todas sus dimensiones. Entonces Herrera realizó el recálculo de las nuevas cifras de pobreza y las presentó bajo un halo de aprobación generalizada por la sociedad y la comunidad científica local. Fue su iniciación. Su contribución fue decisiva para generar una ola de literatura de evaluación económica y social del Perú que terminaron tumbando ideológicamente al gobierno de Fujimori.
Luego de esa experiencia, Javier Herrera se ganó el sitio para asesorar a la administración de Farid Matuk al frente del INEI durante casi todo el gobierno de Toledo. Su principal tarea fue el cálculo de las cifras de pobreza anuales, lo que siempre se hizo bajo un par de cambios metodológicos que obedecieron siempre a su consejo. Gracias a él varios economistas tuvieron pan que rebanar a partir de las estadísticas oficiales que el publicaba, siempre después que él las utilizara primero en sus investigaciones.
Hasta aquel 28 de Julio del 2004 en que el ex presidente Alejandro Toledo utilizó las cifras de reducción de la pobreza provistas por esta oficina para convalidar el éxito mediano de su gobierno. Inmediatamente surgió una gresca técnica y política ante la opinión pública entre quien proveyó la supuesta información inadecuada (Matuk) y el que la calculó (Herrera) la que terminó con unas "vacaciones forzadas" para el último por entrometerse innecesariamente en la política interna peruana.
Antes de salir del país, Herrera dejó en claro, que aparte del cambio metodológico en la aplicación de las encuestas para medir la pobreza, un ajuste técnico 'robusto' podía dar cuenta que el número de pobres no había descendio en 420 mil personas, como lo había sustentado Toledo en su mensaje presidencial, sino mas bien estos habían aumentado en 190 mil personas. La comparación que hizo Herrera fue de cifras de pobreza al IV trimestre de cada año. Esto alimentaba a las fuerzas políticas que querían sacar a Toledo del gobierno, que afortunadamente no acabaron con su cometido por las credenciales democráticas que siempre supo sostener, de alguna manera, el "cholo" corruptito de Cabana.
Poco tiempo después, luego de la "ensalada de cifras" que presentó Matuk a finales del gobierno de Toledo, la sociedad no sabía a ciencia cierta si las cifras de pobreza se habían reducido, mantenido o aumentado. El APRA pidió auditar las cifras. Paralelamente, el gobierno condenó el Censo 2005 y programó otro, sin éxito en aplicarse hasta la fecha, para mediados de este año. Entonces Herrera tuvo la fantástica oportunidad para recuperar su pontificado al frente del cálculo de los índices de pobreza.
Una vez que Matuk renunció a su cargo, Herrera pudo volver a fines del primer trimestre del presente año para enfrascarse en la ardua tarea de revisar las cifras de pobreza. Hasta el dia de hoy, en el que, al margen de lo que haya calculado el MEF (50.4 y 48.9 para el 2004 y 2005 respectivamente), ha hecho gala de publicar las nuevas cifras de pobreza surgidas de, por supuesto, un nuevo cambio metodológico introducido por él (48.6 y 48.7 para el 2004 y 2005 respectivamente, y 44.5 para el 2006). El cambio actual consiste sencillamente en tomar las cifras estimadas anuales y ya no las cifras del cuarto trimestre, como el sugirió hacer para contradecir a Toledo en el 2004.
Como se comprenderá, la adopción de una u otra metodología ha sido y será siempre totalmente arbitraria. O mejor dicho, funcional al clima y respaldo político que se presentaba en escena. Lo más lógico habría sido presentar preliminarmente las cifras en un ambiente académico para evaluar la pertinencia del cambio metodológico. ¿Qué implicó cambiar de una estimación trimestral como solía ser en el pasado a una estimación anual como se ha realizado ahora? ¿Una familia es pobre todo el año? ¿O pueden haber por el contrario heladeros no pobres en verano y pobres en invierno? ¿Pueden haber agricultores no pobres en cosecha y pobres el resto de la campaña? Nadie ha discutido estos temas preliminarmente, hasta el día de hoy. El Estado puede irogarse el derecho de tener el monopolio de la violencia pero no el monopolio del cambio de las metodologías.
Con todo, la oportunidad de haber presentado estas cifras, le hace bien a muchos. Políticamente, estas nuevas cifras le convienen al BM y al FMI que se han gastado mucho últimamente en elogiar el éxito del modelo económico peruano que tiene altas tasas de crecimiento y baja inflación. Le conviene también, por supuesto, al hijo pródigo Alan García, quien en el pasado no supo hacer bien las cosas desobedeciendo el dictado del FMI y el Club de París. Ahora, gracias al impacto que ya tiene esta noticia, hace finta de estar haciendo bien las cosas, aunque medio Perú se le venga encima. Le conviene al APRA, porque por única vez en su historia política puede decir a las futuras generaciones que tuvo resultados positivos durante su gestión, aunque sólo se vean impresos en los periódicos y no en los bolsillos de los más pobres. Finalmente, le conviene a Fujimori, porque todos, absolutamente todos los presidentes que vinieron después de él, han seguido al pie de la letra el modelo económico que implementó en los noventa. Así que nadie tiene por qué arañarse de que le hayan exonerado de tan ridículas culpas en Chile, si finalmente, ahora si, todo parece ser como Alicia en el País de las Maravillas.
Tras esa ilusión, quedan muchas familias que saludan por última vez a sus hijos en el aeropuerto para despedirse hacia un futuro mejor, aunque no sean como profesionales. Otras tantas familias continúan consumiendo sus vidas respirando plomo al lado de las minas, a pesar de no parecer pobres porque ganan apenas un sol más que la canasta básica de pobreza. Otros ganan un salario 'firme' pero no tienen beneficios sociales, no están sindicalizados, ni tienen oportunidad de disfrutar de vacaciones porque, no están en planilla. Tantas figuras más que retratar y tan pocas líneas que no cabrían ni mil blogs peruanos para describir la pobredumbre que se entrelaza con el bienestar de unos pocos de nuestra realidad social.
Lejos de ellos, en un ambiente separado y especial, el Pontífice de las cifras de pobreza ignorará estas historias y las reducirá a sólo unos cuantos puntos cuantitativos más en el espacio bidimensional de una computadora. Y si no, cambiará de metodología para decir lo contrario. Pues finalmente, pobres o no pobres, igual serán funcionales al modelo que ha impuesto este personaje sobre la economía política peruana: que "la verdad" sobre quienes y cuántos pobres hay en nuestro país la tiene el.
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La primera vez que la sociedad peruana necesitó de sus servicios fue cuando el INEI de Félix Murillo daba cifras de pobreza cada vez menores a fines del 2000. La sociedad y la academia local rechazaban esas cifras, sobre todo por el pobre desempeño del crecimiento económico de esos años. Eran los años decadentes del gobierno fujimorista en todas sus dimensiones. Entonces Herrera realizó el recálculo de las nuevas cifras de pobreza y las presentó bajo un halo de aprobación generalizada por la sociedad y la comunidad científica local. Fue su iniciación. Su contribución fue decisiva para generar una ola de literatura de evaluación económica y social del Perú que terminaron tumbando ideológicamente al gobierno de Fujimori.
Luego de esa experiencia, Javier Herrera se ganó el sitio para asesorar a la administración de Farid Matuk al frente del INEI durante casi todo el gobierno de Toledo. Su principal tarea fue el cálculo de las cifras de pobreza anuales, lo que siempre se hizo bajo un par de cambios metodológicos que obedecieron siempre a su consejo. Gracias a él varios economistas tuvieron pan que rebanar a partir de las estadísticas oficiales que el publicaba, siempre después que él las utilizara primero en sus investigaciones.
Hasta aquel 28 de Julio del 2004 en que el ex presidente Alejandro Toledo utilizó las cifras de reducción de la pobreza provistas por esta oficina para convalidar el éxito mediano de su gobierno. Inmediatamente surgió una gresca técnica y política ante la opinión pública entre quien proveyó la supuesta información inadecuada (Matuk) y el que la calculó (Herrera) la que terminó con unas "vacaciones forzadas" para el último por entrometerse innecesariamente en la política interna peruana.
Antes de salir del país, Herrera dejó en claro, que aparte del cambio metodológico en la aplicación de las encuestas para medir la pobreza, un ajuste técnico 'robusto' podía dar cuenta que el número de pobres no había descendio en 420 mil personas, como lo había sustentado Toledo en su mensaje presidencial, sino mas bien estos habían aumentado en 190 mil personas. La comparación que hizo Herrera fue de cifras de pobreza al IV trimestre de cada año. Esto alimentaba a las fuerzas políticas que querían sacar a Toledo del gobierno, que afortunadamente no acabaron con su cometido por las credenciales democráticas que siempre supo sostener, de alguna manera, el "cholo" corruptito de Cabana.
Poco tiempo después, luego de la "ensalada de cifras" que presentó Matuk a finales del gobierno de Toledo, la sociedad no sabía a ciencia cierta si las cifras de pobreza se habían reducido, mantenido o aumentado. El APRA pidió auditar las cifras. Paralelamente, el gobierno condenó el Censo 2005 y programó otro, sin éxito en aplicarse hasta la fecha, para mediados de este año. Entonces Herrera tuvo la fantástica oportunidad para recuperar su pontificado al frente del cálculo de los índices de pobreza.
Una vez que Matuk renunció a su cargo, Herrera pudo volver a fines del primer trimestre del presente año para enfrascarse en la ardua tarea de revisar las cifras de pobreza. Hasta el dia de hoy, en el que, al margen de lo que haya calculado el MEF (50.4 y 48.9 para el 2004 y 2005 respectivamente), ha hecho gala de publicar las nuevas cifras de pobreza surgidas de, por supuesto, un nuevo cambio metodológico introducido por él (48.6 y 48.7 para el 2004 y 2005 respectivamente, y 44.5 para el 2006). El cambio actual consiste sencillamente en tomar las cifras estimadas anuales y ya no las cifras del cuarto trimestre, como el sugirió hacer para contradecir a Toledo en el 2004.
Como se comprenderá, la adopción de una u otra metodología ha sido y será siempre totalmente arbitraria. O mejor dicho, funcional al clima y respaldo político que se presentaba en escena. Lo más lógico habría sido presentar preliminarmente las cifras en un ambiente académico para evaluar la pertinencia del cambio metodológico. ¿Qué implicó cambiar de una estimación trimestral como solía ser en el pasado a una estimación anual como se ha realizado ahora? ¿Una familia es pobre todo el año? ¿O pueden haber por el contrario heladeros no pobres en verano y pobres en invierno? ¿Pueden haber agricultores no pobres en cosecha y pobres el resto de la campaña? Nadie ha discutido estos temas preliminarmente, hasta el día de hoy. El Estado puede irogarse el derecho de tener el monopolio de la violencia pero no el monopolio del cambio de las metodologías.
Con todo, la oportunidad de haber presentado estas cifras, le hace bien a muchos. Políticamente, estas nuevas cifras le convienen al BM y al FMI que se han gastado mucho últimamente en elogiar el éxito del modelo económico peruano que tiene altas tasas de crecimiento y baja inflación. Le conviene también, por supuesto, al hijo pródigo Alan García, quien en el pasado no supo hacer bien las cosas desobedeciendo el dictado del FMI y el Club de París. Ahora, gracias al impacto que ya tiene esta noticia, hace finta de estar haciendo bien las cosas, aunque medio Perú se le venga encima. Le conviene al APRA, porque por única vez en su historia política puede decir a las futuras generaciones que tuvo resultados positivos durante su gestión, aunque sólo se vean impresos en los periódicos y no en los bolsillos de los más pobres. Finalmente, le conviene a Fujimori, porque todos, absolutamente todos los presidentes que vinieron después de él, han seguido al pie de la letra el modelo económico que implementó en los noventa. Así que nadie tiene por qué arañarse de que le hayan exonerado de tan ridículas culpas en Chile, si finalmente, ahora si, todo parece ser como Alicia en el País de las Maravillas.
Tras esa ilusión, quedan muchas familias que saludan por última vez a sus hijos en el aeropuerto para despedirse hacia un futuro mejor, aunque no sean como profesionales. Otras tantas familias continúan consumiendo sus vidas respirando plomo al lado de las minas, a pesar de no parecer pobres porque ganan apenas un sol más que la canasta básica de pobreza. Otros ganan un salario 'firme' pero no tienen beneficios sociales, no están sindicalizados, ni tienen oportunidad de disfrutar de vacaciones porque, no están en planilla. Tantas figuras más que retratar y tan pocas líneas que no cabrían ni mil blogs peruanos para describir la pobredumbre que se entrelaza con el bienestar de unos pocos de nuestra realidad social.
Lejos de ellos, en un ambiente separado y especial, el Pontífice de las cifras de pobreza ignorará estas historias y las reducirá a sólo unos cuantos puntos cuantitativos más en el espacio bidimensional de una computadora. Y si no, cambiará de metodología para decir lo contrario. Pues finalmente, pobres o no pobres, igual serán funcionales al modelo que ha impuesto este personaje sobre la economía política peruana: que "la verdad" sobre quienes y cuántos pobres hay en nuestro país la tiene el.
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- Lamentablemente no puedo hacer un link con una apología a Javier Herrera que realizó Richard Webb en agosto del 2004 desde su rincón en el diario El Comercio. Pero hay algunos artículos periodísticos rescatados por El Congreso donde Webb proponía privatizar el INEI para tener confianza en las estadísticas nacionales. El Instituto que el fundó, probablemente, habría resultado elegido para tan magna tarea si ese hubiera sido el caso.
- Otra apología más, a cargo de Jurgen Schuldt, quien lo califica como "el experto número 1 en la materia" puede leerse en este enlace.
- Aunque este artículo gravita alrededor de la figura de Javier Herrera, cabe resaltar que las recientes cifras de pobreza han sido calculadas, según el boletín del INEI, por varios investigadores más, entre ellos Javier Escobal, un notable investigador de GRADE.
2 comentarios:
Ing.Econ.Raúl MAURO :
FELICITACIONES.UN NALISIS BIEN ESTRATIFICADO.
Un abrazo cordial
Ing. ANDRES TINOCO
AIP-Asoc.Internac.de Ing.Política
ing.politica@gmail.com
Ing.Raúl ;Mauro:
Felicitaciones. Buen trabajo.
Un abrazocordial
Ing.ANDRES TINOCO
AIP - Asoc.Internac.de Ing.Política
ingenieriapolitic@yahoo.com
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