Mirko Lauer hace una reflexión interesante sobre la mejor manera de combatir la subida de precios internacionales de productos sensibles de nuestra canasta popular, en el caso específico del pan, ante tanta discusión bizantina sobre reemplazar la harina de trigo por camote o papa. Reproduzco los dos últimos párrafos de su columna el día de hoy en La República (énfasis mío):
¿Qué se puede hacer? Buscar alimentos alternativos no ha resuelto las cosas en el pasado, pero tampoco hace daño. Estos ejercicios de ingeniería gastronómica imaginativa siempre tienen un efecto residual positivo. Probablemente se come más anchoveta desde que Alan García le dio su apoyo y Wong la colocó sobre sus estantes.
Pero no nos engañemos: la mejor dieta popular es un buen salario, y el mejor antídoto contra las alzas de precios son los aumentos en los ingresos populares, también ellos muy necesitados de reconstrucción. Consolarse con la melancólica idea de que el fenómeno es mundial y no solo nacional es la paja que siempre acompaña al trigo.
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