No sólo el Censo de Renan Quispe ha sido todo un chiste desde el punto de vista del diseño y la implementación. Lo ha sido también, a su manera, el Censo de Matuk. Pero el que está pasando 'piola' hasta el momento ha sido el Censo de Félix Murillo.
A continuación un extracto de dicha entrevista (énfasis mío):
Es un censo [el del 2007] realizado en medio de una lluvia de críticasLa curiosidad que despierta esta constatación es que en verdad, cada Presidente de los últimos 20 años ha tenido su propio zar de las cifras.
Tiene mucho de muerte anunciada. Muchas de las críticas han sido bien merecidas y no han tenido una respuesta consistente. Han persistido los dos problemas esenciales: tiempo y plata. Con el dinero gastado, las cosas no salen bien.
¿Hay algo de intención política en este apuro?
Lo que se vio fue que a inicios de año el presidente dijo que quería hacer un censo y el jefe del INEI le dijo que sí podía hacerlo. Es lo más político que hay, ¿no? Si el presidente pidió la rapidez para responder a un ex jefe del INEI, puede explotarle en las manos. Se va a sacar otro censo malo; no se trata de tener dos censos cuestionables.
¿Por qué dice que los dos últimos censos son cuestionables?
Porque el Perú es el único país donde se hace un censo en el 2005 y otro en el 2007. Es un hazmerreír estadístico. Debió hacerse uno en el 2000 y el otro en el 2010. La recomendación internacional es cada 10 años.
¿Usted es crítico del censo del 2005 hecho por Farid Matuk?
Sí. Es el otro extremo; son muy pocas preguntas. Según él es porque le daban muy poca plata. Es difícil sacarle cosas a ese censo. No se sabe cuáles son la fecundidad, la mortalidad ni la migración. Dejó de ser demográfico. Demoró un mes en hacerlo. Hubo una omisión de 8% a 10% y la estimación de la omisión no vino de la encuesta poscensal, sino 'a mano', con cálculos sobre los totales.
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¿El INEI de la época de Fujimori era confiable?
No lo creo. Era demasiado oficialista. En el Perú se creó un defecto, sobre todo a partir de 1990: hacer del INEI un apéndice propagandístico del gobierno, lo que no tiene sentido. Los institutos de estadísticas de los países de la región se preocupan de hacer bien las cosas, no de hacerlas como el gobierno quiere. Si Fujimori hablaba sobre las mujeres o los minusválidos se sacaban libros con cifras al respecto. Se necesita más transparencia en general. La matriz de donde se saca el índice de inflación no es pública; igual pasa con el PBI.
Fujimori tuvo al criollazo Félix Murillo. Un personaje que tenía la capacidad para maquillar las cifras a fin de 'evidenciar' los resultados positivos del modelo económico implementado durante los noventa. El Dr. Paniagua, malo que bueno, tuvo también su propio jefe de estadística, el economista Gilberto Moncada. Tengo entendido que su breve gestión se sentaron las bases para tecnificar los procesos en el INEI. Pero, llegado Toledo, tuvimos a un Matuk que tenía muy buenas ideas, pero con poca capacidad para escuchar y comunicar recomendaciones técnicas y políticas. Ahora, ya que Alan ha tomado las riendas del país por segunda vez, le ha sido fácil tener a un Quispe, acostumbrado a secundar las malas artes de Murillo, que tenga la capacidad de volver a tomar la bolsa de cosméticos y pintarnos la realidad de un Perú, donde la pobreza, la inflación y el desempleo sean una ilusión.
¿Quiénes ganan con este Censo? ¿El Apra? ¿Los gobiernos locales? ¿Las agencias de desarrollo internacional? ¿La sociedad civil? ¿El pueblo? ¿La academia? La única salida será que, luego de la venia teatral dada por el jefe de Estado respondiendo las preguntas censales, la venia del mes morado, el resto de grupos sociales digan: Si pues. A pesar de todos los problemas técnicos, este censo, es la verdad. Esta es la realidad consensuada de lo que es el Perú del tercer milenio.