La
minera Hochschild acaba de anunciar el recorte de 150 empleos entre sus altos directivos, la mayoría de ellos en Perú. De acuerdo con la empresa, que posee seis minas en nuestro territorio, esta es una buena noticia para el mercado mundial, ya que:
El anuncio de hoy (jueves) debería ser tomado de manera positiva por el mercado, demostrando que la administración tiene una postura proactiva en la reducción de gastos.
Esta novedad, debe haber caido como un balde de agua fría a la miope lectura de nuestro gobierno sobre la fiesta de la APEC en la ciudad de Lima. El punto más ciego ha sido el de Alan haciendo gala de su discurso
anti proteccionista ante la vedette del evento: la firma del TLC con China y el anuncio de la implementación del TLC con Estados Unidos a partir del primero de enero del 2009.
Hay que recordar sin embargo que los TLCs, antes que ser odas al liberalismo, en realidad son un conjunto de reglas mutuamente convenidas para el intercambio comercial de productos, un grupo de los cuales estarán protegidos y otros serán liberalizados en un plazo de tiempo programado.
Para el caso de China, este instrumento (el TLC con Perú) se convierte en una autopista para que sus megainversiones hagan rentable su modelo de crecimiento. Ellos están buscando dejar de ser dependientes de comprar materias primas a las empresas mineras que operan en nuestro país, instalando sus propias empresas mineras aquí. Ellos lograrán integrar esa parte de la cadena que les faltaba para proveer a su pujante industria del cobre, zinc y molibdeno que tanto necesitan. La
multimillonaria inversión minera en Junín, sin precedentes en nuestra larga tradición minera como país, es la jugada maestra para "la modernización socialista" que gobierna al Gran Imperio del Sol.
La otra gran ganancia china es que podrán inundar en el corto plazo nuestro mercado de celulares, computadoras y partes, aparatos electrónicos, laminados de acero, úrea entre otros productos que permitirán al actual gobierno hacer las paces mediáticas con parte de la juventud urbana y la población rural. Estos productos obtienen 0% de arancel instantáneamente.
En el caso del Perú, este TLC sólo ofrece hipótesis de crecimiento y ganancia para los más fuertes y arriesgados entre nuestras filas. Nosotros no tenemos un modelo de crecimiento que justifique la política comercial que tenemos. Sólo hacemos gala de riqueza cuando hay precios altos en nuestros productos transables, pero luego andamos misios cuando ellos caen. La bondad rescatable de nuestra política comercial es que permite diversificar nuestra cartera de clientes para evitar pérdidas que de otra manera estarían concentradas en un sólo comprador. Tenemos una puerta abierta si la otra se nos cierra por si acaso.
Quizá en el fondo el TLC con China sea una suerte de salvavidas o "arca de Noé" para parte de nuestros legendarios exportadores, ahora que el TLC con Estados Unidos parece ofrecer pocas opciones de crecimiento en el corto plazo. La lista de productos que
tienen preferencias para entrar al mercado chino incluyen básicamente frutas, algunos granos, pescado y otros frutos del mar. De los industriales, sabemos muy poco. Excepto para el caso de la harina de pescado que tendrá 0% de arancel para el 2015. Pero me preguntaba en casos como los Añaños que pueden atreverse a conquistar la sed china. O Gastón Acurio y sus correligionarios que podrían bien desafiar el paladar chino. Es curioso y patético comprobar que no hay estrategia productiva detrás de la política comercial. Solo hay luces y centellas mediáticas para una fiesta de menos de 7 días.
En fin. El TLC con China es también un pacto de un gigante dragón caballero con una pulguita pretenciosa. Las medidas proteccionistas que los chinos han tenido la caballerosidad de aceptar corresponde a 592 de nuestros productos entre textiles, confecciones, calzado y metalmecánicos. Estos representan el 10% del valor de nuestras exportaciones que constituyen excepciones de nuestra parte al libre mercado dentro del marco del TLC.
Los chinos también han pedido excepciones en alrededor de un 1% del valor de sus productos. Este porcentaje incluye 422 productos (en realidad partidas arancelarias) que podrían poner en riesgo a sectores que también podríamos considerar como estratégicos: por ejemplo café, arroz, azúcar, combustibles, pieles, madera, papel, entre otros. Como ningún lobby pide protección efectiva para estos productos, nadie abogó por ellos para su protección en este marco. Aún así, los chinos han sido bastante caballeros con el Perú. Ellos si lo desearan, podrían barrer con nuestra economía aún si nosotros pusiéramos un 50%, 60% o 100% de arancel sobre nuestros productos de interés nacional. Tengo la impresión que lo único que están haciendo es una suerte de experimentación con ese 1% de protección.
En suma, el TLC con China es ventajoso para el Perú, aun cuando no tengamos un modelo productivo integrado que sostenga nuestro crecimiento de largo plazo. Para el caso de China, es altamente ventajoso porque permite obtener una entrada segura a América Latina para proveerse de las materias primas que necesita y consolidar la venta de sus productos que a ellos les interesa en un mercado global.
Un tema pendiente que quiero explorar es el memorando de entendimiento sobre la política laboral. Creo que hay cuestiones importantísimas que es necesario entender por los efectos positivos y negativos que puede tener en nuestra sociedad.